CIUDAD DE MÉXICO.- Las mujeres embarazadas experimentan cambios en el cerebro de cara a la maternidad. Al menos esa es la conclusión de una investigación científica que muestra cómo la sustancia gris de la corteza cerebral se reduce durante la gestación.
La razón de tal adaptación sería, según los científicos responsables del estudio, reforzar las conexiones neuronales implicadas en la empatía. El cerebro de las madres se prepararía para la inminente llegada del bebé y esas nuevas situaciones difíciles y desconocidas a las que se tendrá que enfrentar. Esos cambios durarían hasta dos años y serían exclusivos en las mujeres.
Las imágenes por resonancia magnética que se realizaron a 25 madres primerizas —antes y poco después de dar a luz— revelan que su estructura cerebral varió. Los investigadores describen este cambio como un posible aumento de las capacidades para cuidar del recién nacido, como la habilidad para detectar posibles amenazas del entorno
Cuando los científicos escanearon la cabeza de los padres no detectaron ninguna variación. Ni en el cerebro de los futuros progenitores varones ni en los miembros de un grupo de control —formado por mujeres no embarazadas y padres sin hijos— se produjo ninguna transformación. Nada.
El estudio concluye que las variaciones registradas en las gestantes tienen por objeto reajustar las conexiones neuronales. Perdían materia gris en las regiones relacionadas con la capacidad de ponerse en los zapatos de otro, para imaginar cómo piensan y sienten. Se trata de un mecanismo para priorizar determinados vínculos.
“Las mujeres adultas embarazadas son capaces de empatizar con los demás pero, en esta una nueva etapa, el cerebro se focaliza en entender al bebé e intentar comprender cómo es su visión del mundo”, manifiesta Kirstie Whitaker, doctora ajena al estudio.
Los autores niegan que la disminución de algunas conexiones neuronales suponga una pérdida de memoria o menores habilidades cognitivas. En diferentes tests realizados, madres y mujeres sin hijos sacaron la misma puntuación.
“No es que las madres estén perdiendo células cerebrales, perdiendo materia gris en estas regiones. Es que realmente tienen otras células que vienen para ayudar a reorganizar y cambiar algunas de esas conexiones para fortalecerlas o al menos hacerlas más eficientes”, dice Elseline Hoekzema, coautora del estudio.
Este proceso, de hecho, nos ocurre a todos en la vida de una forma similar. El cambio recuerda, por ejemplo, al que se produce cuando pasamos de ser niños a adolescentes revolucionados. “Los niños tienen más materia gris y en su paso a la adolescencia pierden algunas conexiones neuronales para optimizar otras”, añade. En este caso, el cerebro de las mujeres parece solidarizarse con el duro reto que supone ser madre.
Con información de PlayGround.