Aún no se ha escrito toda la verdad, en torno al tan llevado y traído tema del endeudamiento tamaulipeco. Es por eso que, para efectos de opinión pública, hay que darnos a la tarea de esclarecer, lo que ocurrió en esta materia, durante los últimos 18 años del poder priísta.
Dejaremos que hablen los números, los únicos que pueden definir la polémica, mediante un lenguaje frío, y al margen de politiquerías y de grillas chicharroneras. Al concluir, todos los sexenios dejan una estela de cifras imborrables, que igual puede operar a favor o en contra de quienes las generaron, desde el poder. Lo cierto es que, despilfarrado o plasmado en obras de interés social, el presupuesto ejercido, jamás se podrá ocultar. Veamos:
Al concluir su sexenio, en diciembre del 2004, Tomás Yarrington dejó una deuda por el orden de los 1,064 millones, 26 mil 980 pesos. Sus endeudamientos más sobresalientes, se dieron en el 2003 y en el 2004. Los bancos acreedores fueron Bancomer, Banorte y Serfin. Durante su sexenio, se iniciaron obras de infraestructura portuaria en el sur. Aquí en la capital, creo el Museo Tamux, el metropolitano en Tampico, entre otras obras.
Por su parte, el ex gobernador Eugenio Hernández Flores, contrató dos préstamos con Banorte, el primero por 4 mil 500 millones, y el segundo por mil quinientos millones, para sumar en total, seis mil millones de pesos. Durante el sexenio de Eugenio se dio un boom de la obra pública estatal, en las principales ciudades y pueblos de Tamaulipas. El Polyforum, el recinto ferial, entre otros.
Se creó prácticamente de la nada, una ciudad destinada a los servicios públicos, conocida ahora como Parque Bicentenario, con la cual, se ahorraron cientos de millones de pesos del erario que antes se destinaban en la renta de inmuebles. Fueron modernizadas las oficinas de catastro, fiscal y del registro civil. Y se construyó un moderno recinto legislativo, pues el que se tenía, databa desde los tiempos de Martínez Manaoutou, con 25 años de antigüedad.
Estos son, de una manera sintetizada, algunos de los principales rasgos de la obra pública más sobresaliente, en lo que pudiéramos llamar, la primera década del milenio en el estado. Anteriormente, Manuel Cavazos Lerma se había distinguido también por una profusa obra pública.
Américo Villarreal dejó como sello distintivo el acueducto en esta capital, y su antecesor Martínez Manaotou, edificó la obra del gran Teatro Amalia G. de Castillo Ledón.
Más allá de cuestionamientos o señalamientos de sus fallas, los mencionados mandatarios priístas marcaron su impronta en obras, que están ahí, y no se pueden ocultar.
El que de plano no dejó nada, y se fue en blanco fue Egidio Torre Cantú, un sexenio que se dedicó a remozar placitas y parques ya existentes. Sin embargo, paradójicamente, en la historia actual de Tamaulipas, la administración egidista, aparece como la más endeudada.
Eugenio contrató una deuda de seis mil millones. Pero Egidio adquirió un empréstito de 7 mil 855 millones, 149 pesos, con lo cual la deuda se disparó a 13 mil 856 millones, 655 mil, 149 pesos. O sea, el sexenio anterior casi duplicó en sólo seis años, el endeudamiento de los 12 años anteriores.
Lo extraño del caso, es que, durante los últimos seis años, el sexenio priísta de ETC, destinó la mayor parte de esos recursos al tema de la inseguridad. Y uno pensaría que con semejante presupuesto, alcanzaba y sobraba para devolverle la paz social al estado y en consecuencia retener el poder en el 2016.
Ocurrió todo lo contrario: la ciudadanía votó en masa contra un gobierno priísta que, dejó a ciudades y pueblos, con una enorme sequía de infraestructura, pero lo que es más grave: dejó igual o peor el tema violento en la entidad, a tal grado que hoy, el gobierno cabecista, se encuentra luchando por conseguir recursos que le permitan la anhelada capacitación policiaca.
¿Qué se hizo con el presupuesto de 7 mil 856 millones, contratados como deuda por el gobierno anterior?
Es hora que, como dijo el monje loco, nadie sabe, nadie supo.
Realiza la uat estudios de geofísica, para encontrar agua en Tula
Investigadores de la UAT elaboraron un proyecto, con el fin de establecer la capacidad de los mantos acuíferos en la región tulteca. Lo anterior se deriva de la tesis presentada por el geólogo Óscar Guevara, durante la culminación de su maestría en sistemas ecológicos. El especialista mencionó que de esta manera se medirán con exactitud, los niveles de agua que existen en el subsuelo del llamado IV Distrito.
POSDATA: A partir de hoy, haremos una pequeña pausa en nuestro trabajo periodístico. Les deseamos navidad en familia y un buen año 2017.
