CIUDAD DE MÉXICO.- Ese día tuvo una pelea con una osa de 145 kilos, de la que salió con unos pocos rasguños.
Nelson paseaba con su perro por las afueras de la ciudad de Sudbury, en Ontario (EE.UU.) cuando un cachorro de oso se asomó entre los arbustos. “Estaba tan cerca que podía tocarlo. Pero se asustó y echó un grito”, recuerda Nelson.
Ante esto, su perro también ladró, por lo que, como antiguo cazador de osos, supo al momento que solo tenía unos segundos antes de que la madre acudiese en defensa de su hijo.
“Supe de inmediato que estaba en problemas. El cachorro estaba gritando mamá”, comentó en declaraciones a Canadian Broadcasting Corporation.
Cuando el pequeño oso grito, supo que solo tenía unos segundos antes de que la madre acudiese en defensa de su hijo podía escuchar como la madre venía a toda velocidad y no tenía nada que pudiese utilizar para defenderse. Solo le quedaba lo que había aprendido en el ring.
Entonces apareció la madre osa. Se puso en pie sobre sus patas y, en aquel momento, supo que el combate de su vida estaba a punto de empezar.
La osa dio un primer golpe al que él respondió con otro contra sus labios, por lo que se desgarró los nudillos.
La pelea continuó: se dieron varios puñetazos el uno al otro, hasta que Nelson se preparó para lo que venía. “Había dado un primer golpe con la izquierda, por lo que sabía que el siguiente, que venía aún con más fuerza, lo daría con la derecha, porque la mayoría de osos son diestros”.
Y acertó. Le dio exactamente como él había esperado, por lo que contraatacó y le dio en el hocico.
En consecuencia, el cachorro chilló otra vez y se empezó a alejar de ellos.
“Ahora era el momento de la verdad. ¿Qué va a hacer la osa? ¿Va a seguir su cachorro… o va a volver a por mi?”
“A decir verdad, esa fue la única ocasión en la que tuvo miedo”. En consecuencia, se preparó para volver a usar los puños. Pero ocurrió lo inesperado; la madre osa se dio la vuelta y se alejó, como si nada hubiese ocurrido, para seguir a su hijo.
“Créeme, cuando sientes esta adrenalina, puedes golpear. Incluso a los 61 años y con el pelo gris aún se puede golpear fuerte”.
Después de años en el ring, quién le hubiese dicho que la pelea de su vida sería a los 61 años. Quizá, sin saberlo, sus años como boxeador fueron para eso, para salir ileso de la pelea contra la madre osa.
Con información de PlayGround.