Víspera de Navidad de los coheteros.
Nos espantan y alegran nuestra ciudad, ya pasó la Era Zamarrón Openhaimer, que desde la Loma del Santuario combinó su pirotecnia con los artificios de sus primorosos castillos, un trabajo artesanal memorable.
Los reciente y tristes acontecimientos en San Pablito, Estado de México donde el descuido propicio una fuerte explosión, causando decenas de muertos y un numeroso grupo de heridos, episodios trágicos que se ha repetido por tercera vez en ese estado de México, debe poner alerta para las autoridades que autorizan el comercio de la cohetería.
Manejar pólvora, realizar juegos pirotécnicos es una belleza y peligro para quienes los venden y quienes los manipulan.
Volviendo a la Navidad, los cuetes no faltan ni la noche del 24 ni del 25, y los niños y jóvenes que se divierten deben de advertirse los riesgos.
Pero también los otros cuetes, «los pedos» que arman los que se empedan a más no poder. Los borrachos, los briagos, los pedos y pedorros que abundan en la Navidad y Año Nuevo.
