Hace tres años, cuando se aprobó la reforma energética, el presidente Enrique Peña Nieto y sus aliados en el Congreso que la autorizaron, nos prometieron que México tendría un crecimiento económico muy superior al 2.5 por ciento registrado en los últimos 12 años, que la inversión privada se multiplicará por miles de millones de dólares, que se generarían cientos de miles de empleos bien remunerados y que los precios de las gasolinas, la luz y el gas bajarían de precio.
En enero del 2015 al defender su reforma fiscal que recetó a la sociedad con un aumento en los impuestos y crear otros, el presidente Enrique Peña Nieto, presumió: “Se acabaron los gasolinazos que lastimaron mes a mes la economía de las familias mexicanas”.
La reforma también presumió el Presidente Peña Nieto, abaratará el precio de la energía eléctrica y del gas. Además alentará la producción de fertilizantes en beneficio del campo mexicano.
A tres años de distancia ninguna de las promesas que hizo el Presidente se han cumplido. No han bajado los precios de la gasolina y tampoco terminaron con los “gasolinazos”. La energía eléctrica se ha encarecido y prueba de eso es que en este año Hacienda ha autorizado a la Comisión Federal de Electricidad aumentar las tarifas en cuatro ocasiones.
Tampoco se han generado los cientos de miles de empleos bien remunerados que ofrecieron.
Y como si eso no fuera suficiente, la Secretaría de Hacienda anunció el martes pasado que a partir del primero de enero comenzará el proceso de liberación de los precios de las gasolinas y en vez de que haya una reducción en los costos se incrementarán en un 20 por ciento. El litro de la gasolina Magna en el interior del país pasará de 13.98 a 15.99 pesos y la Premium de 14.81 pesos a 17.79 pesos y el diésel costará 17.05 pesos, contra 14.63 pesos.
El fuerte ajuste a los precios de las gasolinas y el diésel va a provocar un incremento de precios en cascada en productos y servicios, por el impacto que tendrá en los costos de producción de las empresas.
La reforma energética que nos traería bonanza para los mexicanos resultó una falsedad y las consecuencias es todo lo contrario, causarán encarecimiento de la sociedad y en consecuencia empobrecimiento, porque el poder adquisitivo de los trabajadores se reducirá drásticamente.
Es por ese motivo que hoy los grandes aliados que el presidente Enrique Peña Nieto tuvo en el Congreso, entre Senadores y Diputados del PRI, PAN, Verde Ecologista Mexicano, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza, para aprobar la reforma energética que sacarían a México del subdesarrollo, se han escondido en el silencio, sin desconocer que hay algunos cínicos, como el presidente del PAN, Ricardo Anaya, quien criticó el alza de precios, pretendiendo lavar sus culpas porque él fue uno de los que la aplaudió y la aprobó.
A tres años de distancia de su promulgación, la reforma energética que traería bonanza a los mexicanos, hoy se ha convertido en una desgracia que traerá empobrecimiento de millones de mexicanos.
Insisto: ¿Dónde están los defensores de la reforma energética? ¿Dónde está el Presidente Enrique Peña Nieto, que prometió terminar con los gasolinazos que lastimaron a las familias mexicanas? ¿Y la promesa de que bajarían los precios de la gasolina, la luz y el gas?
En los hechos la reforma energética se ha convertido en la falsedad más grande del Gobierno de Enrique Peña Nieto. Pasará a la historia, no como el reformador que dijo aspirar, a Presidente mitómano, porque esta no es la única mentira de su administración.
PICADILLO…….BUSCARÁN DESAPRECIDOS. Para dar cumplimiento a un compromiso del gobernador, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, ayer el Procurador General de Justicia de Tamaulipas, Irving Barrios Mojica, se reunió con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) para emprender acciones en forma coordinada para dar con el paraderos de miles de personas desaparecidas en Tamaulipas. Será una tarea titánica poder dar con su paradero.
