Justo cuando los diputados federales priistas del estado viven la ofensiva más dura en su contra por haber aprobado la Ley de Ingresos de la Federación y, por consecuencia, el incremento a las gasolinas, los legisladores del tricolor también se encuentran en una profunda división interna.
Así es: La lucha por la dirigencia estatal del PRI y por el control de sus estructuras ya provocó una serie de batallas desgastantes y poco conocidas al interior de la fracción parlamentaria del priismo tamaulipeco.
Las cuarteaduras en la bancada tricolor estatal en el Congreso de San Lázaro comenzaron a evidenciarse en el último cuatrimestre del año pasado, cuando algunos pensaron que el poder y la influencia de Baltazar Hinojosa Ochoa se había diluido con la renuncia de Luis Videgaray a la Secretaría de Hacienda tras la polémica de Donald Trump a México.
Sin embargo, con el regreso del amigo consentido del presidente Enrique Peña Nieto al gabinete, es decir, con el regreso de Luis Videgaray a la toma de decisiones, el diputado federal del Grupo Matamoros volvió a cobrar una relativa fuerza.
Esta historia comenzó en realidad el día en que el ex candidato a la gubernatura de Tamaulipas llegó a Ciudad Victoria y ofreció una rueda de prensa en la que señaló que iba a influir en el futuro del PRI de Tamaulipas y dejó entrever que tenía la aspiración de ser senador.
En esa ocasión, en esa visita a la capital de la entidad, Baltazar Hinojosa estuvo acompañado de Edgar Melhem Salinas. En ese momento, el diputado federal que logró 90 mil votos en el Tercer Distrito, con cabecera en Río Bravo, prácticamente estaba ‘palomeado’ para ser el nuevo presidente del Revolucionario Institucional en el estado.
Melhem ya contaba con el respaldo de ‘Balta’, además de ser bien visto por el grupo geñista y por el entonces gobernador saliente Egidio Torre Cantú, quien parecía no mostrar demasiado interés en influir en el rumbo y en el futuro del priismo estatal. Egidio lo que quería era irse a San Pedro Garza, en Nuevo
León… o a alguna ciudad de la Provincia de Alberta, en Canadá.
Incluso, en la fiesta de cumpleaños de Edgar Melhem, que se realizó en su rancho ubicado a las afueras de Ciudad Victoria, asistieron Baltazar Hinojosa Ochoa y Egidio Torre Cantú. Ellos se sentaron juntos y enviaron el mensaje de que la nueva dirigencia estatal priista ya estaba cocinada.
Es más, por esos días el nombre de Manuel Muñoz Cano ya sonaba para ser el secretario de organización, mientras que Griselda Carrillo Reyes se perfilaba para la secretaría general del comité directivo. A la cabeza, en la presidencia del partido, iba el diputado federal por Río Bravo.
Pero aquella rueda de prensa en la que ‘Balta’ afirmó que iba a ser un factor de influencia en la designación de la nueva dirigencia priista y que dejó entrever su intención de buscar la senaduría, no gustó nada a quienes también quieren ser candidatos del PRI al Senado: Marco Antonio Bernal, Alejandro Guevara Cobos, Paloma Guillén Vicente y Ramiro Ramos Salinas.
Como consecuencia de esas declaraciones que estaban fuera de lugar (era innecesario expresar lo que era evidente), la presión política de los distintos liderazgos y grupos de poder del priismo se incrementó y tuvo como resultado que Edgar Melhem Salinas prefiriera dejar de lado su aspiración de ser presidente del prismo tamaulipeco.
El legislador por el Tercer Distrito y ex delegado federal de la Sedesol en Tamaulipas ya lo había dicho en varias ocasiones: Quería ser dirigente del partido siempre y cuando se diera en un ambiente de unidad, con el respaldo de todos, con el objetivo de construir. Al percibir la división interna, decidió abandonar el camino hacia la presidencia estatal tricolor.
A partir de entonces, la relación entre los diputados federales Baltazar Hinojosa y Edgar Melhem comenzó a resquebrajarse. El distanciamiento entre ambos cada vez fue más notorio y marcado.
Algunos consideran que Melhem llegó a pensar que el debilitamiento de ‘Balta’ era irreversible con la partida de Luis Videgaray del gabinete. No obstante, ahora con la vuelta del tecnócrata consentido del presidente Peña Nieto resulta que el ex alcalde matamorense se fortalece. Claro, el peñanietismo y todos sus representantes se encuentran sumamente devaluados ante la sociedad, pero en el juego de las intrigas del poder todavía pueden hacer muchas travesuras.
En ese contexto, desde finales del año pasado, Baltazar Hinojosa empuja el proyecto de Manuel Muñoz Cano, quien cuenta con otro aval: el que otorga el cuestionado ex gobernador Eugenio Hernández Flores.
Para decirlo en otras palabras, detrás del proyecto de Muñoz Cano por ser presidente del PRI en Tamaulipas se encuentran ‘Geño’ y ‘Balta’.
Se oponen a esa intentona un buen número de liderazgos priistas: Enrique Cárdenas del Avellano, Alejandro Guevara Cobos, Marco Antonio Bernal, Oscar Luebbert y
muy posiblemente Paloma Guillén Vicente (en contacto con el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong). Falta ver lo que opinen los dos alcaldes priistas con mayor peso en la entidad: Oscar Almaraz, de Ciudad Victoria, y Chuchín de la Garza, de Matamoros.
Ya veremos cómo se acomodan las calabazas tricolores en las semanas por venir, pero queda claro que los pleitos y las diferencias al interior del priismo tamaulipeco se recrudecieron en los últimos meses, tras perder la gubernatura del estado.
Y PARA CERRAR…
Aunque Magdalena Peraza Guerra lo niegue, es un hecho que ya se encuentra en contacto con gente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para analizar la posibilidad de buscar su reelección a la alcaldía de Tampico en la elección de 2018.
Y ojo: En Morena no descartan la posibilidad de que ‘La Maestra’ fuera candidata a diputada federal. Los escenarios están en la etapa de construcción. Pero, se reitera, el coqueteo de la profesora con la izquierda lopezobradorista ya inició.