* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
Está científicamente comprobado que uno de los males mayores de este país son los partidos políticos: succionan buena parte de las finanzas públicas, “forjan” funcionarios que por lo general se convierten a la corrupción con singular alegría y gracias a la venia del supremo gobierno “y sus instituciones”, deciden presente y futuro de esta república nuestra de larga, sufrida y penosa agonía.
Por ello saludable sería que desapareciera el financiamiento de los contribuyentes a las organizaciones políticas. Bueno sería digo, aunque no será posible hasta que llegue a Los Pinos un auténtico líder social, sea con un concepto diferente de nación y por lo mismo que rescate lo que resta de este pueblo mexica que ya no sabe ni por donde se alza el porvenir.
Usted dirá que ante la crisis extrema no falta mucho para que suceda el real cambio que durante sexenios hemos esperado. Pudiera ser pero no será fácil considerando que la criatura de mil cabezas parece dispuesta a vender cara su derrota. Por lo pronto está decidida a hacer de la paisanada un pueblo de miserables sin la más leve esperanza de salir adelante. Y lo está logrando toda vez que a las presiones económicas contra las mayorías agrega y aplica el temor en todas sus manifestaciones. No es fortuito el perfil de los funcionarios encargados de operar el desconcierto, la confusión y desde luego la incertidumbre creada a raíz de los incrementos a los combustibles como parte de una estrategia que mantiene aterrorizada a la población.
Se trata de debilitar a la sociedad civil para restarle fuerzas cuando decida protestar en serio. ¿Por qué de pronto cesaron los asaltos a comercios cuando se mostraban como una revancha popular ante la imposibilidad de adquirir aparatos por medio del trabajo honesto?. Cesaron porque aprehendiendo a algunos infractores y amenazándolos con largas condenas el supremo gobierno envía el mensaje de cómo les puede ir a quienes se atrevan a desafiarlo. Las evidencias de que hubo meditada provocación nos recuerdan la guerra sucia de los sesentas contra las organizaciones independientes y nacionalistas.
Por supuesto no importa tanto el saqueo de establecimientos que al final de cuentas son particulares, lo que verdaderamente preocupa es que la sociedad decida actuar contra el sistema, es decir, contra los usos y costumbres del poder envilecido por la corrupción e impunidad que condujo al hartazgo civil.
Quienes pertenecemos a otras generaciones no quisiéramos que fuera así porque la descendencia no merece iniciar desde las ruinas en que se encuentra el país, sin embargo, es una realidad que duele, lastima y condiciona la sobrevivencia del futuro inmediato. ¿Cuánto falta para que en nuestro México se repitan las escenas observadas en los documentales relacionados con la segunda guerra mundial u otros hechos que han conmocionado a la humanidad?. ¿Cuánto falta para que los más humildes urgen en los basureros en busca de alimentos cargando con la muerte a un lado?.
Está claro que ahora mismo desean salvarse sólo aquellos que manipulan el poder, sea político o económico, el resto de la población apenas es pretexto de “buenas intenciones” disfrazadas de perversidad.
Eso de que incrementando el costo de los combustibles “se evitaron males mayores” es parte de la estrategia del miedo cuando un sistema ya no tiene salvación.
¡Ah, bruto!.
Bromas de campaña
Una de las promesas de campaña “más sentidas” del actual régimen fue eliminar los diputados y senadores de representación proporcional que como sabéis, son utilizados para controlar y colmar ambiciones de dirigencias de los partidos oficializados. Y pues nada que el Hombre va por su quinto año de gobierno y ya olvidó lo que muchos mexicas aplaudimos en su tiempo.
çY es que en el legislativo federal siguen vegetando aquellos que presuntamente serían dados de baja durante el presente sexenio. Serán unos doscientos dipus federales y no menos de sesenta y cuatro senadores (entre “pluris” y los llamados “primera minoría”) que no sirven pa’ maldita la cosa a la sociedad salvo para cobrar como “salvadores de la patria”.
Y
mire que ni siquiera las difíciles condiciones del país obligan a desempolvar la vieja promesa haciéndola realidad, lo cual sin duda sería calificado como un acto de buena fe, con todo y que el camino hacia el infierno parece irreversible.
El asunto es que los contribuyentes siguen manteniendo a un grupo de legisladores cuyo probado ocio sirve pa’ seguir jodiendo a la nación. Y ni modo que sea invento.
Sucede que
Los alcaldes de Matamoros y Victoria podrían ser candidatos de su partido a senadores siempre y cuando no se les cruce un ex gobernador que no es el inmediatamente anterior. Lo interesante es que de los mencionados ediles surgiría el abanderado del tricolor en la elección sexenal. Es evidente que para ello trabajan “con fervor” a las bases, sobre todo en la capital…que les resulte ya es otra cosa.
Y hasta la próxima.