Dos lecturas sobre la Conferencia Nacional de Gobernadores ayer en Tamaulipas: por una parte tiene una connotación de reacomodo político, que puede ser premonitoria, de cara al 2018. Recuerden que la CONAGO, es un invento del PRI. Bueno, pues por primera vez, se ve en manos ajenas a este partido. Tres del PAN, uno del PRD y un independiente, hicieron mayoría ante los tricolores.
Pero la segunda lectura es aun más interesante: el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, convocó en la frontera norte, a una batería plural de gobernadores, con los cuales le envía el siguiente mensaje a Trump: ante la política de muros y deportaciones, México opone la unidad de su diversidad política.
El hombre de la CONAGO que tuvo a su cargo está estrategia de focos rojos ante los vientos huracanados del ciclón Trump, es el tamaulipeco, Francisco García Cabeza de Vaca. Cabeza, tendrá bajo su mando, una serie de medidas, encaminadas de paliar, lo que ya se adivina como una deportación masiva de indocumentados. Se observa el papel preponderante que está jugando Cabeza de Vaca, en el tablero nacional.
Los temas principales de la CONAGO, fueron los de Migración y Seguridad Fronteriza, lo cual habla ya muy fuerte de la problemática que se avecina ante la llegada al poder del presidente Donald Trump, este viernes próximo.
Hoy más que nunca, el gobernador García Cabeza de Vaca, se mantiene en estrecho contacto telefónico con su amigo, el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, con el fin de coordinarse en la recepción y traslado hacia el interior del país, de las familias migrantes. Lo anterior explica que los gobernadores de San Luis Potosí y de Morelos, hayan sido convocados e incorporados a la cumbre de ayer lunes, pues ambas entidades, son las que más número de indocumentados envían anualmente a Estados Unidos.
Finalmente, un apunte adicional: del éxito que resulte de la reunión de la CONAGO en Nuevo Laredo, podría derivar en el mayor fortalecimiento del liderazgo del gobernador Cabeza de Vaca. Se sabe que CV tiene un peso importante entre sus correligionarios, los gobernadores panistas que resultaron vencedores, en las elecciones locales del 2016.
En este caso concreto, la tarea encomendada al gobernador Cabeza de Vaca, desde Bucareli, es que asuma sus tareas, en su calidad de jefe político de la primera frontera de país, para amortiguar los efectos inmediatos que pudiese desencadenar, la tormenta Trump. Hay que estar unidos.
Las reformas que
nacieron muertas
El reformismo de Peña Nieto nació muerto. Especialmente el impulso al tema energético, centrado en la expectativa de reactivar la economía, mediante la inyección de capital extranjero. Dicho fracaso obedece a que, desde hace años, el modelo de la economía neoliberal ha perdido fuerza, a tal grado que, el sistema de negocios globales, se está derrumbando.
Situaciones como las de Gran Bretaña, donde la población votó por salirse de la Unión Europea, fueron un importante aviso. El Brexit, la crisis migratoria y la amenaza terrorista, representan temas hasta ahora insalvables, que podrían terminar por disolver a la Unión Europea.
Más tarde, el triunfo de un ultranacionalista blanco, como Donald Trump, confirmó la tendencia: la globalización económica, ya no tiene futuro. Y a partir de este 2017, la realidad mundial es que cada país se rascará con sus propias uñas.
México, no estaba preparado para enfrentar los cambios mundiales que ahora se hacen visibles. Las consecuencias, son el truene del gobierno federal, y los recursos caricaturescos, de la administración de Peña Nieto, nombrando a un personaje como Luis Videgaray, para que salve a la patria. Nada más ridículo y absurdo. El futuro de nuestra república, no puede depender de un tipo como Videgaray, y de sus cabildeos con el yerno de oro de la Casa Blanca, Jared Kushner.
Lo que finalmente va a salvar nuestra economía, es la reactivación de sus pequeñas, medianas y grandes empresas, orientadas a crear empleos. Ante el derrumbe del petróleo, como opción de crecimiento nacional, el gobierno federal debe apostarle al turismo regional, tal como se hace actualmente en países europeos.
Otra opción es apostarle al recurso humano, en todos los frentes. La actual salida del gobierno peñista, en el sentido de cargar sobre las espaldas de la población, la recaudación del dinero público que hace falta, es un grave error.
A partir del 2018, podríamos ver, a dos nacionalismos como el de la supremacía blanca de Trump y el de Andrés Manuel López Obrador, gobernar dos naciones vecinas, totalmente opuestas. Para ese tiempo, la historia ya estará juzgando a Peña Nieto y a su grupo de perdedores, que desaprovecharon su efímero retorno a Los Pinos.