“Dos excesos deben observarse en la educación de la juventud: demasiada severidad… y demasiada dulzura” Platón. 330 a.C.
LO CLARO. Si la educación formativa es importante en el desarrollo de los buenos profesionistas, lo es de mayor relevancia el mencionar la educación en el campo de la salud.
Convivimos a diario con los factores que tarde o temprano nos acompañarán al lecho de muerte.
Tan sólo hablar de la diabetes, hace repensar las estrategias de políticas públicas orientadas a la prevalencia de la vida.
Ocupa uno de los dos primeros escaños en causa de muerte de los mexicanos. El sector salud reporta cien mil decesos al año y sólo el seguro social, dictamina 20,800 de estos mismos, que se atienden en sus instalaciones.
Por eso aplaudimos que las universidades observen estos causales y les dediquen cátedras, investigación y prácticas orientadas a preparar a más galenos en la batalla por mejorar la calidad de vida de quienes padecen el funesto mal.
Hoy, la Universidad Autónoma de Tamaulipas se congratula que una investigadora de alto prestigio, sea reconocida por la Sociedad de Honor de Enfermería
Sigma Theta Tau (STTI por sus siglas en inglés) por su trayectoria académica en el campo de enfermería y salud comunitaria.
La doctora Lidia Compeán Ortiz, en su liderazgo en el Manejo de Enfermedades Crónicas desarrolla y protocoliza una investigación titulada “Aprender a vivir con diabetes”.
Ser empáticos con el dolor y el acompañamiento en la enfermedad, es una tarea más allá del sentido humanitario.
LO MUY OSCURO. Noticia mundial. Un asunto que sólo mencionaremos como referencia, por el estupor que ha significado en el ánimo colectivo. La barbarie infantil en el Colegio Americano de Monterrey, Nuevo León.
En el mejor de los sentidos, podemos coincidir en que es asunto que habríamos de escuchar en noticias de Estados Unidos con relativa frecuencia. Sólo allá sucede.
Y de pronto… todos –los adultos del país- a una misma voz dieron con la eficaz tarea de encontrar causas probables o agrupaciones misteriosas tras los sucesos.
La perspicacia y agilidad judicial mexicana, ya dan nombres, móviles del crimen y los trasfondos. Dando en llamar ‘Hispachan’ (foro-tablón de imágenes) al espacio en redes que usarían los amigos en multitud de mil, del finado autor material del altercado, el joven de 15 años Federico Guevara Elizondo.
Los analistas conductuales serios, hacen preguntas al aire, que amenazan con encontrar respuestas igual de serias ¿desde cuándo existen estas agrupaciones?
¿Qué les motiva a los pequeños a pretender ser el centro de atención en estos niveles?. Las conclusiones son escalofriantes.
Quienes somos padres nacidos en la década de los 60’s educamos a familias más reducidas de las que conocimos en la propia infancia. Donde 4 (ya
descendientes nuestros) era un número muy grande y que estos pequeños, crecieron de la mano del televisor como modelo educativo.
La siguiente generación, tuvo la desgracia de no contar con padres de tiempo completo –como ahora pretendemos hacer con las escuelas, que los cuide todo el día-.
Y el sustitutivo de esos padres, se llama REDES SOCIALES. Craso error al que todos contribuimos. Pornografía, violencia explícita, terror sin censura.
Cosas que ni por asomo logramos conocer, como no fueran las publicaciones del padre, que venían en bolsa de plástico. Hoy el internet lo es todo.
Una maestra comparte –tras los sucesos- que hizo acudir a los padres de sus 47 alumnos a reunión urgente acerca de la revisión de mochilas. Al entrar al salón, les indico: “cada uno de ustedes, siéntese en el mesabanco donde está la mochila de su hijo”. Solo 6 las reconocieron.
¿Y nos espantamos? Los niños y jóvenes, son un género humano que vive y se atiende solo. Apenas alcanzamos a decir ‘ya vienen con el chip’.
COLOFÓN. No existe escrita en ningún idioma, palabra alguna que garantice el consuelo en la aflicción. Sólo la fe de un mejor espacio y un mejor lugar. “El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás…”
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