¿Qué hay atrás del conflicto en Trabajo Social de la UAT?. Desde luego que intereses extra universitarios que ponen en riesgo la tranquilidad de la máxima casa de estudios, de otra forma no se habría llegado al grado de provocación observado.
Hay protagonistas, uno de ellos sin duda es Gonzalo Hernández Flores cabeza de un movimiento que tiene por objetivo mantenerlo en el poder, pero debe haber algo más que impulsa el desacato al organismo superior como es la asamblea universitaria.
No es una agitación porque no llega a tanto, pero sí una provocación de alto perjuicio para los alumnos con vocación para el estudio cuya intención no es otra que prepararse y ejercer su profesión.
En este sentido debe llamar la atención los barruntos de violencia registrados la semana anterior sin olvidar que “la toma” de un edificio está considerado un delito, máxime cuando se interrumpe el proceso educativo de cientos de jóvenes, lo cual significa además pérdida de recursos públicos.
La provocación pues, rebasa el ámbito universitario. No olvidemos que la UAT tiene solo autoridad moral, por lo tanto, frente a la violencia no puede ir más allá. Es por ello que ante la tolerancia de otras fuerzas políticas, es de creer que existen intereses externos que están dañando seriamente la autonomía y el patrimonio público y universitario.
Epn, buenas intenciones
Es evidente que el supremo gobierno no sabe qué hacer con el vecino Trump. Y ni modo de entrarle por las malas porque nos iría peor. Por ello, los discursos de EPN no pasan de ser buenas intenciones. Este lunes por ejemplo se dejó caer con una serie de súplicas tendientes a suavizar la insolente actitud del republicano contra los mexicas. Una retórica adornada que ya sabemos, tendrá los efectos que los gringos permitan, si es que lo permiten si no psss no.
Eso de “ni confrontación ni sumisión” en la práctica significa que la dependencia en todos los sentidos está vigente. ¿Cómo se habrán de establecer el diálogo y la negociación de que nos habla EPN cuando en EU el rechazo hacia nuestro país se oficializó?. Y ni como reclamar “la soberanía nacional” si el concepto desde hace tiempo se convirtió en chiste de pésimo gusto con cargo a la hodencia de las mayorías.
Usted dirá que todavía nos queda “la moral y la dignidad revolucionaria”. Pues nada más diga dónde después de las amplísimas muestras de descomposición del sistema que mantiene a la república ahogada entre la impunidad y corrupción.
De manera que el presidente Peña Nieto recurre a la soberanía como última instancia. (Algo de lo que se ha de estar carcajeando Trump en el entendido de que el sujeto no respeta ni a la estatua de la libertad). A la soberanía digo, porque podría resultar una fórmula de unidad que de alguna manera sirviera para sumar puntos a favor del régimen tricolor.
Y es que no faltará quien confunda la auténtica defensa patria con un simple discurso de cualquier mitin tricolor. ¡No’mbre lo que sobra a los políticos son palabras!, aunque también decretos, leyes y acuerdos que jamás se cumplen pero que bien sirven de condimento a la simulación.
Ya en serio, ¿usted cree que “reclamando” las groserías de Trump el PRI podría rescatar algo de apoyo rumbo a las elecciones de los próximos dos años?. El escribidor lo duda al grado de suponer que las burlas del gringo podrían servir más para terminar de sepultar al tricolor que para salvarlo del juicio final.
Total que al supremo gobierno más vale “aflojar el cuerpo y cooperar” que exponerse al ridículo o a sufrir más burlas, que no es lo mismo pero es igual.
Ahora que si se trata de tomar al mentado Trump (por las mentadas multiplicadas cada segundo) tomarlo digo, como el villano favorito podría resultar mientras los mexicas no descubran que las autoridades buscan además de ganar tiempo, desviar la atención sobre los problemas fundamentales del país. Y en esto último ¡vaya que existen expertos!.
Sucede que
¿Qué le hace creer a Ramiro Ramos Salinas que podría ser candidato a otro cargo de elección popular?. Y si es pluri mejor, tal cual ha sido su costumbre.
Quizá ya olvidó que fue promotor del blindaje que disfrutan los principales funcionarios de régimen anterior quienes aún conservan privilegios derivados de sendos acuerdos legislativos dignos de mejores causas. De esto y más existe pública memoria. Ramiro quiere ser senador, diputado federal o alcalde. “¿Y tu nieve de qué la quieres?”, le preguntarán el centenar de priistas que con las mismas ambiciones ahora forman parte del ejército del desempleo.
Y hasta la próxima.