Como ya no es soportable tanta palabrería hueca, gastada y aburrida, en las precampañas de los aspirantes a los diversos cargos públicos, he decidido apoyarlos con un breve “Diccionario de Lenguaje Popular”, para que se ayuden en los mensajes y discursos que pronuncien ante grupos campesinos y rurales, y los convenzan para que sean sus futuros votantes. Por lo antes expuesto, les obsequio los dichos y términos siguientes:
1.- Argüendero: Dado a los argüendes, a los chismes. Llevar, traer y regar rumores sin que nadie se lo pida.
2.- Birriondo: Enamorado, callejero, mentiroso, enredador, libidinoso.
3.- Caponero: Animal al que se le pone el cencerro y que sirve de guía para los demás; por extensión: el que guía, el dirigente, el “mero, mero”.
4.- Centavero: Que le gusta, sobre todas las cosas, ganar dinero; que hace negocio en todo momento y de cualquier actividad, pero que, al mismo tiempo, cuida mucho el gasto, es cicatero: “Es muy centavero, vendería a su mamá si encontrara comprador”.
5.- Chingaquedito: Solapado, mosca muerta, taimado. Que jode despacito.
6.- Fara-fara: Voz para nombrar la música norteña, o al grupo que la produce; el conjunto que interpreta música norteña, se caracteriza por el uso del acordeón y la guitarra con obligado acompañamiento de bajo sexto y algún “brinco”, como la redova o los palitos.
7.- Gandalla: Aprovechado, abusón, logrón.
8.- Güey: Deformación de buey. De tanto usarse ya no es maldición o afrenta, sino una suerte de muletilla, si no amistosa, tampoco ofensiva, para referirse a un compañero o amigo; es usada incluso por las mujeres y entre mujeres. Seguramente comenzó siendo insulto porque el buey es un animal castrado.
9.- Güila: Prostituta, mujer de moral ligera, de conducta licenciosa.
10.- Lambiachi: Lambiscón, barbero, adulador.
11.- Mamón: Es un calificativo difícil de definir por la amplitud de su uso: además de otros matices, significa exagerado, de trato difícil, puntilloso, culterano de provincia, engreído, fatuo, pedante, que le gusta darse tono.
12.- Molcas: El jefe, el que manda, el “mero, mero”. Voz para mencionar a un ausente, en el entendido de que el interlocutor sabe de quién se trata. ¿Dónde está molcas?. Tu sabes cómo es el molcas.
13..- Orejano: Animal sin marca y por lo tanto, sin dueño, que carece de identificación; por extensión cualquier cosa sin dueño, o sin marca de dueño. En política, el que carece de padrinos.
14.- Pelandusca: Usase casi siempre en femenino y significa liviana, fácil, putilla.
15.- Sabanazo: Aventura sexual de una sola noche, o de un rato.
16.- Sancho: Eufemismo que se usa, entre broma y temor, para nombrar al posible amante de la esposa.
17.- Tilingo-lingo: Palabra para definir una vida ligera, de mucha diversión, con pocos compromisos y trabajos: “Siempre anda en el tilingo-lingo, así nunca va a hacer nada”.
18.- Vaquetón: Cínico, flojo, despreocupado, desobligado, sinvergüenza, aprovechado con las mujeres o con los seres que le profesan cariño, mandón, despótico, además que aguanta reproches y desprecios sin inmutarse: “Mi compadre desde que era chico ha sido un vaquetón”.