Desde la plaza, custodiada por los cuerpos metalizados de los héroes, el rostro del palacio tamaulipeco domina los espacios con su personalidad cuadrada y contundente. La ausencia de ornamentos propios de otros recintos, donde suelen asomarse los remates corintios y la profusión de detalles de columnas
decorativas y rosetones, aquí no existen.
Pareciera que el hombre que diseñó la mole de mortero que resguarda a la máxima autoridad política de la entidad, fue concebida en tiempos de guerra y no en época de paz. Dicho de otra manera, el palacio de gobierno en Tamaulipas, lejos de ser una poesía arquitectónica, es una ecuación matemática, fría e imperturbable; severa e intransigente como una orden militar. Si no fuese un recipiente de la política, fácilmente sería una cárcel, y nadie lo objetaría.
Pero… ¿cuáles son sus oficinas? ¿De qué manera está distribuido el poder en su interior? Llaman la atención dos de sus tres pisos: el tercero que es donde se asienta la esquina donde despacha el titular del Ejecutivo, orientada hacia las cúpulas eclesiásticas que parecen vigilarla desde el otro lado de la calle 15, entre Hidalgo y Juárez.
El clero y el Estado siguen olfateándose mutuamente, como dos felinos ante una misma presa. De un lado el poder de la oración y de la fe, como símbolo del
cristianismo occidental; y frente a ellos la encarnación del Estado moderno, procreado por pensadores como Thomas Hobbes o por John Locke.
Aquí en México, el estado juarista sigue vigente. El abogado oaxaqueño sentó las bases de la sociedad burguesa que ahora conocemos, con todo y sus acentos
plutocráticos de profundos abismos entre pobreza y riqueza.
Pero… a escasos metros del despacho Ejecutivo, se encuentra la que conocemos como Secretaría General de Gobierno, en donde se atiende la agenda relacionada con la política interior y la seguridad de la entidad. Aquí, igual se atienden asuntos del campo que de las ciudades, igual de colonos que de ejidatarios; de pueblos pequeños y de grandes urbes; en suma, de escuchar y atender a la sociedad.
Dado su carácter multifacético, la General de Gobierno, bien podría ocupar un edificio más amplio. En el pasado reciente, como reporteros fuimos testigos de sus laberintos burocráticos. Sus pequeños privados, sus módulos atestados de gestoría. Por esta gran aduana de la estrategia y del diálogo, fluyen diariamente toneladas de rumores, de pequeños o de grandes conflictos; de chismes y de intrigas palaciegas.
Sus funcionarios se dedican a seleccionar y a trabajar sobre los temas duros… los más espinosos de la agenda. De ahí que, la General de Gobierno, sea, indistintamente una especie de riñón del poder sexenal. Algo así como un filtro purificador.
La conducción del actual aparato de seguridad y de inteligencia, recae en un ingeniero agrónomo, llamado César Verástegui Ostos. Por las entrevistas que le
hemos visto, vía internet, se trata de un hombre amable, pero también estricto cuando se necesita. Posee gran perspicacia para conocer a la gente. Sí, como usted lo acaba de leer, el famoso Truco Verástegui, tiene mucho de psicólogo. Es ingeniero agrónomo, pero conoce más la naturaleza invisible de las personas, que de las plantas. Por algo lo tiene ahí su jefe Cabeza de Vaca.
En la actualidad, el Truco y su equipo encabezan una estrategia, cuyo objetivo central, es el de devolverle la paz social a Tamaulipas. De esta tarea se derivan otras, como son restablecer el tejido social, y poner énfasis en el fortalecimiento de los derechos humanos.
Si usted como ciudadano piensa que el gobierno cabecista está emprendiendo acciones serias y convincentes para devolverle la libertad y la paz a Tamaulipas, entonces eso queda por el rumbo de la segunda esquina. Como la estructura de palacio, el Truco no es una poesía, sino una fortaleza ante los tiempos difíciles.
Parece que Verástegui ahí la lleva.
Almaraz y sus señales de respeto institucional para Cabeza
Mientras que sus homólogos aún no se sacuden del embeleso de la campaña de 2016, el alcalde victorense Óscar Almaraz Smer ya trae las pilas bien puestas, y lo primero que está haciendo es colocar los logotipos del gobierno cabecista en dependencias del municipio. Donde más luce el famoso “Tam”, de los
vientos, es en los flamantes camiones de la limpieza pública.
Por cierto, en el arranque del programa de recolección de basura en esta capital estuvo acompañando a Óscar el Secretario General de Gobierno, César Verástegui, lo cual es un reconocimiento del gobernador hacia la labor emprendida por el municipio.
POSDATA.—En breve será presentada la foto oficial del gobernador del cambio. ¿Establecerá diferencias en este tema?