CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Despierta todos los días a las 4 de la mañana, toma un café a modo de desayuno y se dirige al campamento de servicios públicos donde comienza su jornada laboral.
Todo lo anterior lo hace con gusto por una razón: su trabajo le ha permitido tener una vida digna, y lo más importante, dar techo, comida y estudios a sus hijos.
Su nombre es Arturo Rodríguez Guillén y desde hace 24 años se dedica a conducir un camión recolector por las colonias de Victoria; en la última semana, narra, cambió para bien su rutina de trabajo.
El hombre de más de cinco décadas de edad relata cómo es su diario vivir a pocos años antes de su jubilación, y cómo es que, gracias a la basura ha podido apoyar a sus hijos, de los cuales uno se encuentra en la universidad y el otro prefirió ser su compañero de trabajo.
A bordo del camión y recorriendo la ruta 3, una de las más de 60 que tiene Victoria, Arturo nos relata que desde hace 24 años su rutina de vida cambió abruptamente, cuando aprendió a despertar mucho antes del amanecer.
Ya en el campamento localizado a un costado de la Avenida La Paz, come rápidamente un lonche, pues la hora de salida es las 6 de la mañana, sin peros, no importa si hace frío, calor o haya lluvia.
Mientras recorre la ciudad y hace alto en cada punto de recolección, le relata a EXPRESO que tras 24 años de laborar, primero como cargador y luego como chofer, aprendió principios como el respeto a sus compañeros y a la ciudadanía, los cuales se pusieron a prueba hace poco, cuando empeoró la crisis de recolección por la escasez de camiones.
“Pasamos una época muy dura en la cual los camiones se fueron deteriorando por cuestiones de mantenimiento, ya que se estuvo trabajando en tres jornadas, las mismas unidades, por eso también se descompusieron las mismas unidades”.
Por esta razón, en las calles se acumulaba la basura y la población se desquitaba con ellos, al punto de gritarles improperios y amenazarlos, pese a que la solución al problema no estaba en sus manos.
“Las personas descargaban con nosotros su desesperación, por no pasar el camión y cada vez se veía más sucia la ciudad, la gente nos recibía con regaños, insultos, incluso llegaron al grado de que regresábamos porque nos querían agredir, cuando no era nuestra culpa”.
Sin embargo, todo esto cambió a partir del viernes cuando entraron en operación las 25 unidades nuevas adquiridas por el Gobierno Municipal de Victoria.
A partir de entonces, afirma, se brinda el servicio que las personas solicitaban, incluso se les regresó la señal que pedían para saber que el camión había
llegado.
“La gente nos recibe con una sonrisa, incluso bailando por la música que tenemos, nos ha alegrado, andamos más tranquilos y con ganas de servirle a la ciudadanía”.