El conflicto interno que vive la Facultad de Trabajo Social de Ciudad Victoria debe terminar a la voz de ya toda vez que no hay elementos de peso ni de juicio como para que la mayoría de sus alumnos se vean orillados a recibir sus clases en otra escuela que no es la de ellos, por lo tanto el gobierno rectoral debe de iniciar una depuración de maestros y estudiantes que promueven en base a sus intereses personales y de grupo estas acciones que no sólo deterioran su imagen sino que de paso perjudica a los alumnos como padres de familia.
La pregunta es ¿Quién le pondrá el cascabel al gato o quién está detrás de todo esto?
El ayuntamiento municipal de Llera que presidió Juan Emilio Castro Soto, de esto hace veintitrés años, adquirió un terreno para que ahí fuera levantado un centro de población urbano pero resulta que todo fue un sueño a medias pues aunque se vendieron varios lotes, se introdujo el drenaje como el agua potable, se levantó un cuadro urbano con calles y un centro de convivencia familiar, aun así es fecha que sigue en las mismas; ni una construcción y cero familias. Dicho predio prácticamente colinda con la carretera nacional y ni así han querido habitarlo. Pregunto ¿entonces, qué pasa?
El convenio policial firmado entre el gobierno del estado a través de la Secretaría de Seguridad Pública con los cuarenta y tres municipios de Tamaulipas viene a gravar todavía más la insuficiente hacienda de los ayuntamientos toda vez que no se sabe en qué forma vigilarán cada una de estas regiones si carecen de impacto social y control pues por ejemplo tenemos el caso de Llera donde carecen de oficinas, las Agencias del Ministerio Público prácticamente están solas como desprotegidas y los seis o diez policías estatales que tenemos desde muy temprano se les ve salir de la casa donde viven para regresar ya tardeando el día sin saber donde estuvieron, que hicieron o a quien detuvieron.
No hay quien informe de sus acciones y resultados, razón por la cual creo se debe de regresar al viejo esquema policial que se tenía hace varios años cuando existía una policía municipal preventiva designada por el alcalde en turno, con gente de su entera confianza y que se turnaban para mantener una vigilancia las veinticuatro horas del día. Era por así decirlo la policía del pueblo que conocía el municipio, su gente y sus funciones.
De aquí la razón del porque hemos venido insistiendo para que se reinstale de nueva cuenta la policía municipal pues mire usted en la parte de atrás de la alcaldía se encuentran una cárcel pública, oficinas policiales sin usarse y hasta un pomposo letrero que señala con que cuerpos de seguridad contamos pero todo ese edificio es simple y sencillamente un elefante blanco. Nadie lo ocupa ni se le da destino alguno.
Por lo tanto insistimos para que regrese la policía preventiva a Llera pero designada por el presidente en turno y su cabildo a fin de que estos nombren al comandante y oficiales de la guarnición y no gastar el presupuesto en una policía estatal que no rinde como tampoco la tenemos a la mano cundo se necesita.
En consecuencia el gobierno del estado a través de la Secretaría de Seguridad Pública y Procuraduría de Justicia de Tamaulipas debe revisar sus esquemas policiales a fin de estar en condiciones de ofrecer el servicio eficiente, rápido y confiable que se requiere.
En otras palabras quiero decir que cada autoridad policial atienda sus propias funciones o en términos más populares diríamos “Zapatero a tus zapatos”.
Por lo tanto la última palabra la tiene el edil Héctor de la Torre Valenzuela, su cabildo y la sociedad civil, pero Llera debe de tener y contar con su propia policía preventiva. Ya es tiempo de contar con ella.
Ah, no se les olvide que hoy miércoles hay sesión de congreso e inicia a las once de la mañana.
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE.