Como pocas veces se había visto, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha abofeteado a México y a los mexicanos cuantas veces ha querido y lo ha hecho impunemente porque nuestro gobierno no le ha salido al paso con la energía diplomática que el caso amerita.
La más reciente agresión tuvo lugar ayer, casi la víspera del primer encuentro del presidente Enrique Peña Nieto con su homólogo estadounidense, programado para el próximo martes 31 de enero, en la que los temas de mayor relevancia serían los de la política migratoria y el muro fronterizo, cuando el inquilino de la Casa Blanca anunció la construcción de este último y reiteró, como lo hizo a lo largo de la campaña electoral, que nuestro país pagará totalmente la obra.
Un acto de hostilidad que, al menos hasta el momento de cerrar este espacio de opinión, no había tenido ninguna respuesta oficial. Lamentablemente ni siquiera tenemos a la mano al Chapulín Colorado para que salga en nuestra defensa.
Las reacciones políticas no se han hecho esperar.
El ex candidato presidencial y fundador del Partido de la Revolución Democrática, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, pidió a EPN que cancelara su visita a los EE.UU. y los representantes del PRD y el PAN que recomendaron que la reprogramara hasta nuevo aviso, en tanto que la aspirante presidencial del partido blanquiazul, Margarita Zavala, sugirió reconsiderarla.
AMLO, por su parte, dijo a Trump: su muro nos agrede y deja a la estatua de la libertad como leyenda. Sorprendió, sin embargo, que en lugar de aprovechar la ocasión para arremeter contra el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador pidiera a los ciudadanos respaldarlo en la plática que sostendrá la semana entrante con el arrebatado multimillonario.
El Congreso de la Unión, en cambio, también se ha quedado mudo. ¿Qué hará el jefe de la nación ante las fuertes presiones de la sociedad para que cancele la gira a Washington? Ni idea, aunque hay versiones no confirmadas de que se estaría evaluando la posibilidad.
Sean peras o sean manzanas, por causas diversas, la situación política de Peña Nieto, sigue de mal en peor. La indignación popular causada por los gasolinazos aunada a la tibieza con la que se ha enfrentado al magnate que gobierna al coloso del norte, está creando un clima de repudio y adversidad total contra el gobierno federal que ha exacerbado el crispamiento social.
En ese escenario de malestar general, ya se podrán imaginar la forma en la que reaccionarán los mexicanos si, como se afirma, el próximo 3 de febrero se impone un nuevo ajuste a los precios de los combustibles, el país va a gruñir como una olla de agua en ebullición y a desencadenar acciones que pondrán a prueba lo que queda de la tranquilidad social tras la ola de la violencia criminal.
Mientras tanto, como ocurre con la popularidad del gobierno del nativo de Atlacomulco, el PRD se encuentra en caída libre.
La alianza que negociaban sus jerarcas nacionales con el PAN, más que para ayudar a los panistas a sacar al PRI del gobierno del Estado de México, para sobrevivir a la crisis a que lo ha empujado su colaboracionismo con el régimen tricolor y las alianzas subrepticias con los gobiernos priistas estatales, se ha venido abajo y por si esto no fuera suficiente, su principal carta para disputar la gubernatura mexiquense, Alejandro Encinas, también se le ha esfumado.
La única que le queda, pero sólo para evitar la pérdida del registro legal o caer al cuarto lugar de las votaciones de la sucesión presidencial del 2018, muy debajo de MORENA, es la del Jefe de Gobierno de la ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, en la que los perredistas tienen puesta la esperanza para conservar en su poder a la capital del país, su principal bastión.
Los enterados coinciden, no obstante, en que, como ha sucedido con la Asamblea Legislativa, el ex DF también caerá en poder del partido político del Peje.
Para finalizar, el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, pidió a los priistas tamaulipecos paciencia, que pronto se pondrá en marcha el proceso de elección del nuevo presidente estatal del instituto político, esto durante una reunión en la ciudad de México con la dirigente interina, Aida Zulema Flores Peña, y los diputados federales del ex invencible.
No se desesperan, ya falta menos que el año pasado.
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