Una frase atribuida por los historiadores a Napoleón se refiere a quienes deben acompañar a un gobernante. Palabras más, palabras menos:
“Desgraciado de aquel que deba gobernar con sus enemigos…”
Si tenía razón o no el genial corso conquistador, es motivo de polémica, porque hay quienes aseguran también, como el ex presidente estadounidense, Lyndon B. Johnson, que es mejor mantener a los adversarios dentro de la casa, “para que orinen hacia fuera de ésta”.
El caso es que en Tamaulipas es evidente que la percepción napoleónica es la que está vigente en la actualidad. Y nadie puede negar su legitimidad, si se ponderan como prioritarios los valores de la confianza y la lealtad.
Es el caso de la llegada de Jorge Espino Ascario –uno de los hombres más cercanos por muchos años al gobernador Francisco García– a la titularidad de la Auditoría Superior del Estado, que tiene uno de sus mayores escenarios de acción en la vigilancia del dinero público utilizado por ayuntamientos y organismos descentralizados, potestad primaria del Poder Legislativo.
¿Cuál podría ser una de las lecturas de este nombramiento?
Apunta la sabiduría popular que para acertar hay que pensar mal, así que en aplicación de esa percepción es natural suponer que hubo necesidad de reemplazar a Miguel Salmán, un experto en esa materia pero no cabecista, porque no se tiene plena confianza en que la actual dirigencia del Congreso saque las castañas del fuego que con seguridad se encenderá con las primeras revisiones de las cuentas públicas.
Si lo anterior fuera real y no una especulación más de las tantas desatadas en pasillos y cafés, algo hay que dejar claro. No se trataría de falta de confianza en el líder de los diputados por deslealtad ni mucho menos, sino por algo que también es muy importante: capacidad. Y a lo que hasta ahora ha hecho el Congreso, el color gris le sienta perfectamente…
Soluciones «en corto»
Hasta ahora, el conflicto entre México y Estados Unidos creado por el presidente norteamericano Donald Trump, se ha tratado en un escenario macro, en donde pareciera que sólo el gobierno federal tiene las herramientas para abordarlo y encontrar soluciones posibles.
Quien asegure eso, en los hechos se hace evidente que se equivoca.
En Tamaulipas, un municipio ha puesto la muestra de que también en el plano casi doméstico, entre vecinos, también se puede trabajar para evitar, como asienta la voz popular, que la sangre llegue al río.
Sí, adivinó: es Reynosa.
Apoyados por el Ayuntamiento, los empresarios de esa comunidad, a través de la Cámara Nacional de Comercio se reunieron en un encuentro binacional de esos organismos con sus homólogos en McAllen, Texas, para analizar las debilidades y fortalezas de esta complicada relación, atenazada por el riesgo de una imposición estadounidense de nuevos aranceles a la importación.
En lo cercano, “en cortito” como se dice coloquialmente, estos hombres y mujeres de negocios, que comparten casi todo en materia económica, ofrecen lo que podría ser una manera de pavimentar desde abajo, el camino hacia acuerdos locales que reduzcan el impacto negativo de los excesos de Trump.
Ojalá voltearan en otras latitudes a Tamaulipas y específicamente a Reynosa, para repetir este intento saludable de la IP y autoridades municipales para mantener a ambas fronteras dentro de los terrenos de la cordialidad y mutuo apoyo.
Son la base de la pirámide. Y son tantos quienes la forman que podrían si se deciden, a dejar solitario en la punta de la misma a un magnate lunático…
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