Dicen que en Tamaulipas Dios está en todos lados, pero tiene sus oficinas en Victoria. Aunque personalmente de esto tengo muchas dudas porque a las omnipresentes autoridades del INDE, encabezadas por el director Carlos Fernández, casi ‘se les escapa la tortuga’.
Y digo casi porque si alguno de los entrenadores de atletismo que llegaron desde los diferentes municipios a la olimpiada estatal de la especialidad del fin de semana se tiraban a la hamaca y obedecían al mariscal o máximo responsable de las actividades, varios hubieran pasado a la fase regional sin competir.
“Quiero que sean leales, qué marcas traen sus chavos, para asentarlas en la cédula”, les preguntaba, para luego señalarles que podían avanzar sin hacer ninguna prueba.
Me pregunto a qué estamos jugando. Porque si un atleta llegó a la etapa estatal tiene que competir y demostrar ante los demás que tiene las condiciones suficiente para aspirar a ser parte del selectivo de Tamaulipas.
Eso por un lado, y por el otro, muchachos del INDE, ¿por qué no corroboramos que el programa se cumpla como debe ser?.
Y si aceptan la propuesta de no hacer tal o cual prueba. Si esto pasa en la en la mismísima capital del estado, donde el mismo ‘dios manda’, por comodidad, o porque sólo quieren que las jornadas terminen temprano. Por qué se arriesgan así donde se supone está el jerarca del deporte del estado, o lo quieren dejar mal.
Créanme que los atletas querían competir, más allá de estar seguros que clasificarían o no. Ellos querían aprovechar por ejemplo que las instalaciones estaban bien, que el colchón para el salto de pértiga esta nuevo.
Pero otra cosa, faltaban jueces. Y no quiero pensar que el personal del instituto no es suficiente, y si no es suficiente por qué no tomaron los recaudos necesarios acudiendo a tantos profesores de educación física tan capacitados que tenemos.
Si queremos buenos resultados en la olimpiada nacional, por favor, no dejemos cabos sueltos. Esta vez les digo que sí es queja, y también advertencia, porque sino diremos que al INDE ‘se le escapó la tortuga’, una frase del Diego de la Gente.
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