Los días de carnaval son una invitación al relajamiento. Abundante alegría que cure en parte los días combinados de tensión e inseguridad. La ciudad requiere de estímulos convertidos en risa y cantos que no son otra cosa que los “meneos” que la euforia de la felicidad en las calles como desfogue en las sombras urbanas, saturada de violencia.
El Carnaval, alejado por mucho tiempo de nuestras calles ha vuelto a tambor batiente a refrescar el optimismo y sacudir un poquito la pereza.
Las calles se conforman así con el plus de la alegría y el deseo de los ciudadanos de expresarse en sus locuras.
Hemos ganado así unos días de relajamiento y de gritos, “risas gritadas” convertidas en carcajadas.
Da lugar también a los jóvenes creativos que hacen sus diseños de fantasía y comparten con el público sus ideas y sus expresiones artísticas.
El carnaval es una necesidad, un marco de referencia para las actitudes ciudadanas libres y para la expresión de las capas marginales de la población que encuentran en la fiesta la oportunidad de enseñar lo que saben, lo que disfrutan en todo su esplendor.
Bueno sería que en el carnaval involucrarán a diseñadores de vestuario y, artistas y diseñadores gráficos en concurso a fin de estimular la creación profesional.
Se trata de que la combinatoria de alegría y esparcimiento ciudadano sea también una apertura a mirar, concursar, la capacidad creativa de los victorenses.
Recobrar el espacio de las calles para el carnaval debe ser también en la próxima fecha un concurso de diseño de vestuario, gráfico, diseño de los sets y escenarios del carnaval.
Lo haríamos así más influyente y profesional para el agrado de quienes disfrutan de la gran fiesta.
Los grupos artísticos, las escuelas de arte, los artistas, la gente, que de buena voluntad colaboran en esta alegría ciudadana, tan necesaria y terapéutica social.
Aprovechemos la convocatoria y los recursos que se destinan para los festejos. Hagamos conciencia a los “codos” empresarios, apáticos a toda obra de interés publico. Interés social con el estímulo de premios y compensaciones a los participantes que aporten ideas, propuestas de beneficio por nuestra ciudad. No se trata solo de medrar y recibir las regalías de sus jugosos negocios, se trata de echar una mirada hacia los jóvenes creadores, a los artistas que con su alegría también hacen la ciudad.
Alegría en las calles, sin duda un descanso para soñar otra vez sobra la tranquilidad que vivimos alguna vez los victorenses.