CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La venta de sombreros y tejanas un negocio que fue una industria en auge que vistió a miles de tamaulipecos durante el siglo pasado hoy sobrevive con las pocas ventas de clientes de los ejidos y pocos ranchos que quedan en la zona centro del estado.
En una visita realizada por Expreso a la sombrerería Hinojosa, lugar que por más de 60 años vendió sombreros y botas, se pudo constatar que la tradición de vestir con ropa vaquera muere poco a poco con el paso de los años.
De acuerdo con Osvaldo Hinojosa Arellano, un sombrerero, con 84 años de edad y 70 años en el oficio de arreglar y vender estas prendas, ya son más 20 años de vivir con una falta de interés en estos productos.
“Ya son varios años, desde por los noventas que ya la gente se intereso poco por esta prenda, antes cuando yo tenía poco en esto, trabajaba desde las seis de la mañana hasta las ocho, nueve de la noche todo el día”, expresa uno de los vendedores de ropa vaquera con más años en ciudad Victoria.
En la década de los cincuenta, sesentas y setentas, la vestimenta vaquera era parte esencial para la mayoría de la gente en la zona centro del estado, donde se llegaban a encontrar hasta 10 tiendas de pantalones, sombreros y botas.
Hoy en día, la entrada de las tendencias de moda, las tiendas de autoservicio, además de la llegada al mercado de productos de menor calidad, acabó con los negocios que tener en común el trato amable y cercano con sus clientes.
En la tienda de don Osvaldo Hinojosa, hoy solo los clientes de antaño llegan, quienes se niegan a olvidar o dejar de ser parte del pasado del campo y la tradición de este tipo de vestimentas, pero esto no evitó que el abandono lo visitara también.
“Aquí tenemos de todos los clientes, venían gobernadores, Enrique Cárdenas, o Cavazos Lerma encargaban sus sombreros para cuando los ocupaban, nosotros los atendíamos”, expresa don Osvaldo Hinojosa. Otra de las tradiciones que se han perdido es el mantenimiento del sombrero, ya que anteriormente se reparaban o se limpiaban, pero hoy en día con el surgimiento de prendas más baratas se prefiere desecharlas.