Al jefe de Gobierno de la Ciudad de México le gusta volar. Pero lo que no le gusta a Mancera es que se sepa cómo y con quién vuela.
El gobernante de la capital se ha distinguido por la opacidad en torno a la información sobre cómo financia vuelos que hace al interior de la República y al extranjero. Aquí una nota vieja al respecto (http://bit.ly/2oLxaW0). Pero eso es una constante.
Hoy sabemos que a Mancera tampoco le gusta que la ciudadanía que le votó (y la ciudadanía en general) sepa a dónde y con quién viaja cuando utiliza alguno de los helicópteros de la Secretaría de Seguridad Pública.
La semana pasada Animal Político reportó que desde su llegada al poder, en diciembre de 2012, el jefe de Gobierno ha hecho un centenar de viajes en helicópteros de la SSP.
Según información obtenida por ese portal, Mancera voló en esas naves 36 veces en 2013, 33 en 2014, 15 en 2015 y 16 en 2016.
¿Son muchos o son pocos esos viajes? Ni idea. Dado que el Gobierno de la capital se empeña en ocultar datos específicos sobre esos vuelos, al ciudadano se le cancela la posibilidad, de elemental sentido democrático, de formarse su propio criterio sobre la utilización de esos helicópteros.
Por esa misma opacidad, la ciudadanía tampoco podrá responder una cuestión más importante: muchos o pocos es relativo, lo clave sería saber si recurrir a ese medio de transporte fue lógico o pertinente.
Una pista para ello sería el conocer los destinos de esos vuelos y las personas que viajaron en los mismos.
Pero eso Mancera no quiere que lo sepa nadie. O por lo menos pretende que no se sepa antes de 2020, fecha en que se romperá la reserva que el jefe de Gobierno decretó imponer a las bitácoras de sus 100 vuelos.
Animal Político obtuvo el número de vuelos, pero nada más: las autoridades se niegan a informar destinos o viajeros. Y lo hacen con un argumento digno de Irak o Siria.
El jefe de Gobierno, que se ufana de la seguridad que vive la capital (según él), hizo que la Secretaría de Seguridad Pública a su cargo contestara lo siguiente sobre la decisión de ocultar la bitácora sus vuelos:
“Dicha información podría ser utilizada por la delincuencia para identificar a los mandos que operan y se trasladan en dichas aeronaves, los cuales podrían ser objeto de ataques y represalias, además de estar en posibilidad de plantear un esquema de los itinerarios de las aeronaves de la Secretaría de Seguridad Pública, boicotearlas e inclusive derribar las mismas”.
Mancera, ese que niega la inseguridad de las calles, cree que esa (inexistente) delincuencia de la que (injustificadamente) se quejan los (ingratos) capitalinos sería capaz de tumbarle helicópteros al Gobierno de la ciudad por el sólo hecho de informar sobre los destinos y la compañía que tuvo en sus viajes aéreos de los cuatro primeros años de su (es un decir) gobierno.
Sería más deseable que Mancera se sincerara y nos dijera: es que tengo miedo, tengo miedo de que sepan a quién subo y a dónde viajo en vehículos oficiales.
Porque lo contrario, aseverar que con soltar esa información la delincuencia que opera en la ciudad sería capaz de derribar helicópteros, generaría terror. Qué bueno que el líder se oculte para estar seguro. Desde acá abajo lo saludamos los mortales.
Y pensar que un día tuvimos un jefe de Gobierno que se movía en Tsuru.