Desinterés para ganar en las urnas y por eso apuestan a los tribunales
No es suficiente exhortar a la disciplina cuando hay tantos alborotados
García Cabeza de Vaca tramita más apoyo castrense para Tamaulipas
Óscar Almaraz Smer le ha cambiado el rostro a Victoria. Y… para bien
La crisis económica que atraviesa el país, como la inseguridad pública y, por supuesto, los trances sociales, son temas que al señor de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, le importan poco en relación al proceso electoral del Estado de México.
Al menos por el momento.
Y es que ahí, precisamente, se jugaría el todo por el todo, con miras a su propia sucesión (la del 2018), considerando el número de electores: más de 11 millones del padrón nacional –que sí votan–, estimado en 83 millones 563 mil 190 ciudadanos, de los cuales sólo participan, en urnas, cerca del 48 por ciento. O sea, alrededor de 40 millones, de los que casi la cuarta parte (más/menos) pertenecen a la entidad mexiquense.
De ahí que en connivencia con los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), el membrete tricolor recurra a toda clase de artimañas tratando de desacreditar a Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que en la entidad vecina a la Ciudad de México tiene su más fuerte aceptación ciudadana a escasos 28 días de celebrarse los comicios, según refieren las encuestas más recientes.
Tan es así que ahora ubican técnicamente empatada esta lid.
Pero obviamente nada está escrito.
Y así como el posicionamiento de Alfredo del Mazo Maza (PRI) baja conforme se acerca el día de la jornada comicial, aminora el de Josefina Vázquez Mota (PAN), mientras Delfina Gómez Álvarez se crece –no por ella, sino por el efecto Morena–, aunque su conducta del pasado (ceder el poder a Higinio Martínez Miranda) podría ser factor determinante para fracasar en la contienda.
Esto me lleva a suponer que de hoy en adelante los operadores del binomio PRI-PAN –o ‘Prian’, como le dice el mentado ‘Peje’–, le invertirá a la compra de votos cuanto sea necesario, porque su problema no es el dinero sino impedir que avance el tabasqueño en su objetivo de acceder al Poder Ejecutivo federal.
En fin, en cuatro domingos más, ya entrada la noche, conoceremos el desenlace de este trabuco.
Participación desalentada
Al menos tres de los partidos que participan en la contienda mexiquense se muestran triunfalistas, a cuatro domingos de la jornada comicial. Pero en realidad ninguno se atreve a reconocer el por qué sus dirigencias mantienen un claro desinterés para ahuyentar la participación ciudadana en aras de ganar en los tribunales lo que no podrían en las urnas.
Eso mancha su quehacer político, por un lado, y, por otro, también daña el sistema de partidos la pasividad con que actúa el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), pues mientras se desgasta promoviendo recursos legales que antes de los comicios sabe que no va a ganar, muestra pasividad en el despertar de la conciencia poblacional.
Todavía así quiere vender el cuento de que los membretes y el órgano responsable del proceso ya le están echando todos los kilos para hacer de la elección del
2017 un ejemplo de ejercicio democrático, como si el pueblo fuera tonto y no reparara en el doble juego que unos y otros practican para desalentar su participación.
En el caso de los medios de comunicación masiva audiovisuales (léase tres cadenas de televisión), a través del golpeteo contra el IEEM se busca que éste dé marcha atrás en la estricta aplicación de la ley, que en su esencia consigna penalizaciones por la difusión de propaganda política no autorizada por ese cuerpo colegiado.
Es decir, la razón es de pesos y centavos (aunque se pacte en dólares), pero no de un interés real que privilegie la democracia.
Contagio creciente
En un plano estrictamente estatal, la guerra triunfalista también tiene lo suyo.
Así, por el lado del PRI se dice que éste retendrá la gubernatura y el Congreso, además la mayoría de los ayuntamientos, cuando por todos es sabido que para
lograrlo el tricolor adolece de candidatos sólidos y con fuerza regional.
De cualquier forma Enrique Ochoa Reza y sus operadores prevén que el PRI se adjudique el carro completo –sin admitir que en algunos distritos existe el riesgo de la derrota–, mientras la militancia de otros partidos de menor monta apuesta a empates técnicos, como sería el caso de Acción Nacional.
Merced a eso, no dejan de llamar la atención algunas encuestas ya elaboradas por empresas ‘patito’ –hasta eso, las mantienen ‘en secreto’, cual si fueren razón de
Estado–, donde al PRI le dan ventaja en la mayoría de los distritos y ayuntamientos que están en juego.
Disciplina, ¿para qué?
La disciplina que a sus cuadros tanto reclaman las cúpulas partidistas de ningún modo podría detener los conflictos internos en los órganos con registro oficial –es decir, los que tienen autorización del Instituto Nacional Electoral (INE) para jugar en el proceso federal del 2018–, pues son precisamente los aspirantes a lo escaños y las curules uninominales quienes más se auto promueven en los medios de comunicación masiva, en busca de la notoriedad que convalide sus prematuros ‘destapes’.
Unos lo hacen de manera abierta (abordando temas inherentes a su actividad actual) y otros con cautela –usted ya lo habrá notado–, pero, lo cierto, es que la raza anda muy alborotada con el proceso comicial, aun cuando será hasta septiembre próximo la fecha de arranque.
Estos aceleres, incluso, podrían subir de intensidad a partir del mes entrante, por lo que no debiera resultar extraño que a partir de entonces arrecien las zancadillas, los golpes bajos y todo lo inherente al juego sucio de la política.
Sobre todo porque de por vida ha sido natural que quienes aspiran acceder al Congreso de la Unión y resultan mentados en los medios de comunicación masiva, incluso tomados en cuenta por la opinión pública, antepongan el protagonismo a su responsabilidad inmediata, trátese en el sector público como en el privado, aunque a decir verdad es en la administración pública de los tres niveles de Gobierno donde más se nota.
De ahí, entonces, que en los membretes no exista motivo alguno para tratar de disfrazar el proselitismo de sus cuadros con una falsa disciplina, pues hay que entender que el futurismo es algo natural en toda víspera de procesos comiciales y que las calenturas del momento deben ser consideradas, literalmente, eso: simples calenturas.
Descalificación absurda
México podría vivir, otra vez, momentos de incertidumbre en su avance democrático, merced a la descalificación que se hace del Instituto Nacional Electoral (INE) como máximo órgano rector de los comicios a celebrarse el año que viene.
Así lo dejan entrever las desacreditaciones verbales y epistolares de algunos de los jerarcas de partidos políticos, que con su actitud avalan una de las hipótesis más recurrentes de lo que ellos llaman inconformidad social.
Dicen: ‘En el país existe descomposición política’.
Pero esa versión es la misma que han manejado durante años y años, aun cuando en la República Mexicana se ha modificado el escenario político y se atraviesa por un clima de certidumbre, a tal grado que las diversas organizaciones participantes en el sistema de partidos ni siquiera cuentan con elementos valederos para descalificar al INE; y menos se han preocupado en reorganizar sus estructuras, como antaño; ni en tender un sólido puente de plata a la democracia que tanto dicen buscar.
Ejemplo de que la oposición pretende descalificar a priori el proceso electoral, son los epítetos que desde los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática se lanzan en contra de sus pares, y el descrédito que promueven en contra de ciertos consejeros del INE, dizque por no conformar un cuerpo colegiado que en verdad garantice imparcialidad en los comicios.
De ahí que insista:
Aquí en México se podrían presentar momentos muy delicados por la voracidad política, y harto peligrosos, si es que los políticos se empecinan en descalificar a la institución.
Lo que ocurre es que hoy, como antaño, esos políticos electoreros buscan los momentos adecuados para desencadenar una crisis política, donde el PAN entendería la legalidad sólo si pudiera adjudicarse la mayoría en el Congreso de la Unión y ‘La chiquillada’ –así se le conoce a los partidos minoritarios–, cuando menos, lograra conservar su registro.
Con todo ello, los protagonistas de este affaire político parecen soslayar que su cerrazón mantiene en suspenso la estabilidad social, política y económica de todo el país; que ya son otros tiempos y otras las circunstancias, porque en este sistema de partidos nadie es más ni nadie es menos, considerando la pluralidad que existe en los poderes del Estado.
Igual, esos desestabilizadores se empeñan en acusar a los gobiernos estatales de ser los principales promotores del clima de anarquía política que viven en sus propios partidos, en lugar de ofrecer respuestas sólidas que eviten los desbordamientos.
Y han caído en el juego de la oposición, sin querer recordar, quizá, que el INE es una entidad independiente y que esa independencia tuvo su origen, precisamente, en los planteamientos de los tres principales partidos que contienden en este hándicap.
Por tanto, resulta absurdo pensar que un organismo incubado por los mismos partidos políticos ahora no tenga la credibilidad que en su momento éstos le dieron al engendrarlo.
¿De qué se trata?
Control de mando
En el Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo (C-4) de Ciudad Victoria, hoy son pocas las denuncias que se reciben para alertar sobre situaciones de riesgo
Y esto quiere decir que la confianza ciudadana se ha perdido desde que los civiles retomaron la administración de esa dependencia.
Hasta hace poco, usted bien que sabe, la responsabilidad fue de los militares.
Situación que reclaman los ciudadanos.
De ahí que las denuncias hayan disminuido.
Por desconocimiento, miedo, omisión, o simple y llanamente por la presunción de que las delaciones tendrían consecuencias en contra, en razón de que mientras no se ofrezcan respuestas convincentes a quien confidencialmente ose utilizar la vía para avisarle a la autoridad sobre la comisión de ilícitos, sufriría repercusiones en su persona o núcleos familiares.
Ahora, cuando algún ciudadano reporta situaciones de riesgo y/o señala movimientos sospechosos a través de la línea telefónica, como respuesta es sometido a un
interrogatorio exhaustivo exigiéndosele que de todo tipo de detalles, so pena de ser acusado de complicidad y así se ahuyenta cualquier buen propósito.
Ejemplos claros los ha vivido la sociedad hasta con un simple choque de vehículos donde hubo sangre, pues las operadoras encargadas de tomar la denuncia solicitan no solamente la dirección del siniestro, el número de matrículas y las marcas y/o modelos de los automotores, sino también la identidad de los conductores, edades, horario del suceso, etcétera.
En cuanto a situaciones vandálicas, el interrogatorio es mayor.
Y eso es, precisamente, lo que desalienta la denuncia, ya que nadie quiere verse envuelto en procesos legales (por cumplir con su obligación ciudadana), al darse cuenta que no es verdad el anonimato ofrecido en la campaña mediática.
Por si fuera poco, hay casos en que la denuncia se revierte –eso es lo que cuentan–, hasta el grado de que sus actores fueron perseguidos.
Pero como esto no me consta, así la dejamos por el momento.
Sin embargo, acepto, sin conceder, que igual hay delatores que del servicio se han servido para ponerle ‘el dedo’ a sus rivales; y eso de nada sirve para diezmar algunos grupos infractores de la legalidad.
De ello, seguramente, hay constancia en la Secretaría de la Defensa Nacional (SeDeNa) y la Procuraduría General de la República (PGR), así como en las secretarías de Seguridad Pública (SSP) y la de Gobernación (SG), por lo que no me extrañaría que se determine que el C-4 sea, en lo sucesivo, otra vez responsabilidad castrense.
Esto significaría que en lo sucesivo habrá mayor coordinación entre las corporaciones encargadas de la seguridad pública estatal.
Representación militar
La estancia de soldados, marinos y policías federales, en la entidad, no tiene por qué alamar a nadie y menos provocar lecturas malsanas.
No obstante que el patrullaje que realizan cotidianamente en los 43 municipios ha generado cualquier cantidad de críticas, cierto; pero su presencia mucho contribuye a diezmar a la delincuencia organizada que en su disputa territorial no sólo lastima a nuestra sociedad, sino que la mantiene aterrorizada.
Ignoro, como cualquier otro mortal que pueble Tamaulipas, hasta dónde pueda llegar esta guerra ajena a la sociedad, aunque sí me queda en claro que sin la presencia castrense difícilmente habría otra opción para enfrentar el flagelo.
Surge la referencia porque sé que el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, en sus visitas a la Ciudad de México, procura intercambiar puntos de vista con los titulares de la secretarías de la Defensa Nacional y Marina, a fin de refrendar los compromisos de redoblar esfuerzos y recursos humanos y materiales en
la lucha que se libra contra la delincuencia organizada en territorio tamaulipeco.
No es ésta la primera ocasión en que el jefe del Ejecutivo estatal pide apoyo al Gobierno Federal para que en Tamaulipas haya mayor y mejor presencia militar, pues él sabe que sin la ayuda castrense sería más dificultoso resolver el problema.
De ahí su reconocimiento a las fuerzas armadas, en el sentido de que en la lucha contra la delincuencia organizada, el Ejército Mexicano y la Marina han sido y son un gran baluarte que la sociedad tamaulipeca reconoce y respeta por velar por la tranquilidad y seguridad de sus bienes e integridad física.
También ha reiterado su beneplácito por los operativos emprendidos por el Ejército Mexicano y la Armada de México en que han decomisado armas, drogas y recursos financieros de los grupos criminales, ya que este esfuerzo tiene como propósito fundamental recuperar el orden y la paz; y lograr que la tranquilidad regrese a las familias tamaulipecas.
De ahí que Tamaulipas, a partir de la suma de esfuerzos por parte de las fuerzas armadas de México, pudiera ser más fructífero.
Ciudad limpia
El quehacer fecundo que Óscar de Jesús Almaraz Smer realiza desde temprana hora en las calles de Victoria, es visto con agrado por quienes poblamos el municipio.
Y es que a lo largo de siete meses la recolección de basura ha sido, es, uno de sus aciertos, tanto como la conservación de las áreas verdes y los programas para facilitarle al contribuyente ponerse al corriente en el pago de sus impuestos municipales; supervisar las obras de bacheo, el retiro de cacharros y, entre otras acciones, la pinta de señalamientos viales que dan certidumbre a los peatones y automovilistas.
El alcalde así poco a poco recupera la imagen de Victoria como una ciudad limpia y amable.