Resulta muy novedoso el llamado -casi alarido- que hace Maki Ortiz, presidenta municipal de Reynosa, Tamaulipas, hacia Enrique Peña Nieto, presidente de México, tras los más recientes hechos violentos que vivió esa ciudad fronteriza con Estados Unidos.
Maki Ortiz pone en su cuenta de Twitter “Presidente @EPN En Reynosa también roban combustible, caen soldados, marinos, policías y ciudadanos constantemente, visualícenos ,por favor!” (SIC)
La situación de Reynosa era bien sabida por Maki Ortiz, de hecho todavía están en internet los vídeos que ella misma se grabó durante la campaña y al fondo se escucha el sonido de una fuerte balacera. Ella pidió a los ciudadanos que votaran por un cambio para resolver esa situación. Sin entrar en detalles de las ofertas políticas que hiciera como candidata panista, centremos la atención sobre un hecho: el robo de combustible ya no es un secreto a voces.
En este mismo espacio editorial hemos presentado la cadena de complicidad que tiene el robo de combustibles, desde Tamaulipas hasta Chiapas, sin olvidarnos a Puebla que es el estado reina de la ‘huachicoleada’. Una red que nace desde el interior de Petróleos Mexicanos (PEMEX), que continua por las poblaciones aledañas a los puntos de ordeña, pasa por los operadores que extraen y distribuyen la gasolina robada, hasta los cuerpos policiales. Es un negocio delictivo que deja sendas ganancias, tan solo al momento de redactar mis Apuntes se cifra en dos millones de pesos diarios el robo dentro del territorio poblano; resulta muy evidente que en ‘idea’ es muy lucrativo este delito, pues no mueren consumidores, no existen combates mortales entre el ejército y los criminales, además es más fácil colocar toneladas de este producto en menor tiempo. Conste, mencioné en ‘idea’ porque en realidad tiene mayores estragos comerciales y sociales de los que se ven a tan corto plazo.
Hay que recordar que uno de los estragos comerciales es la incertidumbre de los inversionistas, así como de los transportistas, para entrar al negocio de la transportación de hidrocarburos que ya he referido en este espacio. Es por ello, que al cuestionarle a los empresarios que están construyendo el gasoducto submarino Texas – Tuxpan indicaron que su decisión -aunque más cara- era por motivos de seguridad.
En lugar de enviar un tuit Maki Ortiz lo que debería provocar es una real coordinación –no solo para la foto como acostumbran algunos gobernantes- entre el gobierno municipal que ella encabeza, su gobernador Francisco Javier Cabeza de Vaca y el presidente Enrique Peña Nieto. Claro, no solo la alcaldesa tamaulipeca debería propiciar ese acuerdo sustancial, sino todos los ediles que afrontan este problema que empieza a tener características de sistémico.
Parece un buen inicio que tras los enfrentamientos en Palmarito Tochapan, Puebla, instrumentó Enrique Peña Nieto una estrategia integral para combatir el robo de
combustibles ¿Será una mala guerra frontal como la que orquestó Felipe Calderón contra los narcotraficantes o realmente serán acciones muy estratégicas para desarticular toda la red de impunidad que gana terreno todos los días? ¿Usted qué opina?
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