Ayer, el Director General en Tamaulipas de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Miguel Ángel Gómez Castillo, me hizo extrañar –insólito– al ex gobernador Manuel Cavazos Lerma.
No tiene nada de sentimentaloide esa sensación, sino precisamente lo contrario. Responde a hechos medibles, cuantificables y por decirlo de manera coloquial “tocables”:
Las carreteras.
El funcionario de la SCT confirmó que para la Federación el Estado es nuevamente uno de los “patitos feos” en esa materia. Vamos, si ni siquiera hay suficiente dinero programado para la conservación de esos caminos, mucho menos para nuevas obras de esa naturaleza. Gómez Castillo casi quería llorar al
pintar de sombras el panorama de este año.
Y es aquí donde se acomoda el matamorense del sombrero.
No le debo nada a Cavazos, pero en realidad soy un convencido y aunque a muchos les duela reconocerlo, de que ha sido el único gobernador de los tiempos cercanos que proyectó, inicio y en varios casos entregó carreteras nuevas a los tamaulipecos y a quienes sin serlo tenían y tienen necesidad de recorrerlas. De hecho, varias regiones de la Entidad marginadas históricamente se transformaron gracias a las mismas.
Habrá quienes traten de deslegitimar esas obras al señalar que fue el resultado de la cancelación del malhadado Canal Intracostero, pero aunque así haya sido, esas circunstancias no le quitan ni un ápice de valor al trabajo que llevó a cabo Manuel para mejorar sustancialmente la red caminera estatal.
Antes de él Enrique Cárdenas y Américo Villarreal –la de Tula a Ocampo fue un fraude– ni después Tomás Yarrington, ni Eugenio Hernández, ni Egidio Torre construyeron una sola carretera completa. Habrá que esperar poco más de cinco años para saber si la actual administración le pondrá números propios a ese marcador.
Así que al margen de la soberbia, de los excesos personales y de sus extravagancias metafísicas –que no necesariamente fueron malas, sino incomprendidas en algunos casos– soy un convencido de que Cavazos Lerma ha sido uno de los mandatarios más comprometidos de los seis sexenios más cercanos. Y la red carretera es su mejor carta de presentación.
¿Bailarín incansable?… ¿mujeriego empedernido?… ¿adorador de las pirámides?… sí, sin duda, pero el balance del chaparrito de la frontera no queda completo sin una de sus cualidades:
“Chambeador” de tiempo completo. Me consta…
Libertad «humanista»
La cultura alemana, pese a sus antecedentes bélicos, tiene muchas facetas humanistas. Una de ellas es un derecho que los germanos consideran ultra fundamental: el de la libertad.
Conforme a esa visión, el “deseo” de libertad personal es un instinto básico y luchar contra el es inútil. Por eso, en ese país fugarse de una cárcel no es un delito y no agrava la condena de un convicto, por lo cual si es recapturado simplemente debe terminar el tiempo que le reste de encierro. Y todos tranquilos.
¿Puede usted imaginar esa percepción en el penal de Ciudad Victoria?
Ayer se registró el enésimo incidente en la cárcel de Victoria –precisamente un intento individual de fuga– que por fortuna no dejó consecuencias graves.
Y si esto sucede con frecuencia a pesar de que la ley mexicana impone penalidades extra a las escapatorias aunque ésta fracase, no quiero pensar en que las fugas fueran aquí también un “derecho”, porque en estos momentos los únicos residentes del CEDES capitalino serían los celadores.
Como se puede ver, no en todo es positivo el sentido humanista…
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