Es una decisión tardía, en la opinión de su servidor.
Con el aparente objetivo de frenar la descarada campaña proselitista que protagonizan los dirigentes de Acción Nacional y de Morena, Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador, respectivamente, el INE anunció al finalizar la semana pasada que a partir de septiembre –todavía les concede un plazo extra de impunidad– los dirigentes de partidos que aspiren a ser candidatos a la Presidencia no podrán salir con ese cargo en los mensajes de radio y televisión, al iniciarse precisamente el proceso electoral 2017-2018.
La pregunta es natural: ¿Ya para qué?
Cualquier principiante en ese terreno sabe que el primer paso para aspirar a un puesto electoral es el nivel de conocimiento popular. Importa un pepino si los aspirantes hablan de programas partidistas o de opiniones como ciudadanos, porque lo que buscan es permear con su imagen en la mente colectiva y ser identificados. Como sea, bien o mal, pero su nombre y rostro debe ser conocido por el mayor número de ciudadanos.
Los dos personajes lo lograron sin lugar a dudas. Y gratis, con tiempos oficiales de sus partidos.
El daño está hecho para quienes se quedaron dormidos y la ventaja es clara para quienes se pasaron la ética por el arco del triunfo. En estos momentos, ante el anuncio del Instituto Estatal Electoral dos anchas sonrisas deben estar marcadas en sendos rostros: el del panista y el del morenista.
Como con frecuencia lo hace, el INE actúa o aparenta hacerlo, cuando es tarde para la equidad…
¿Dónde están?
¿Tiene usted en la actualidad la sensación de que en Tamaulipas existen sólo tres partidos?
Si es así, no le falta razón. A excepción de las siglas en el poder –PAN– del membrete que hoy parece ser conocido sólo por su derrota –PRI– y del aparente repunte de Morena, no se ven ni se oyen los demás institutos que participaron en la pasada elección.
No se lee, no se escucha y mucho menos se ve, a los dirigentes estatales o locales del PRD, del Verde Ecologista, de Movimiento Ciudadano, de Nueva Alianza y mucho menos de los grupúsculos que surgieron para ser flor de un día. El Partido del Trabajo parece ser el único del montón que saca la cabeza, pero en anuncios de corte nacional. Nada de casa.
Y la duda es:
¿Están velando sus armas electorales?… ¿No tienen argumentos para enfrentar al público?… ¿O sólo cambiaron de patrón en este sexenio?
Un mensaje vecino
No es santo de mi devoción y sigo convencido de que es uno de los más grandes mentirosos que pululan en el quehacer público, pero lo menos que puedo
hacer es reconocer sus agallas, Hay quienes les dicen de otra forma.
El fin de semana pasado, el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes dio la cara en redes sociales ante la brutalidad delincuencial que en Villa Cardel, un municipio jarocho, quitó la vida a cuatro niños, dos mujeres y otras víctimas masculinas.
Tal vez sea sólo una maniobra efectista, pero Yunes habla en ese mensaje de una manera que cala en el ánimo social. Si me permiten el exceso de crudeza podría decirle que habló encabronado. Así, con todas sus letras.
Si logra o no lo que anunció es una historia que falta por escribirse, pero en estos momentos los veracruzanos –y lo digo porque tengo amigos queridos en esa Entidad– sienten que alguien se preocupa realmente por ellos…
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