MÉXICO.- Las fotografías y los vídeos idílicos en los que los usuarios de Facebook, Instagram, Twitter o Snapchat muestran sus vacaciones en playas de ensueño, sus cenas en restaurantes con estrella(s) Michelin, sus fiestas en espacios exclusivos, sus estilismos fascinantes y sus compañías de postín generan tanta felicidad y tanto placer como tristeza y ansiedad. Así se desprende de las conclusiones de un informe reciente de la Real Sociedad para la Salud Pública del Reino Unido (RSPH, por sus siglas en inglés), una organización benéfica independiente dedicada a la educación sanitaria. Sólo Youtube se salva de esta peligrosa ambivalencia en las redes sociales.
Para llegar a este punto, los expertos de esta entidad británica han combinado los resultados de investigaciones anteriores con una encuesta propia, distribuida entre 1.500 adolescentes y jóvenes de su país con edades comprendidas entre los 14 y los 24 años. A los autores les interesaba averiguar cómo afectan a los internautas los contenidos que circulan por las plataformas 2.0: en sus sentimientos, en su identidad, en su vínculo con una comunidad o con varias, en su aspecto físico e incluso en sus horas de sueño o descanso.
Unas expectativas poco realistas fundamentadas en los medios sociales merman la autoestima de millones de navegantes. Este problema se agrava por la frecuencia con la que muchos de los afectados, especialmente los jóvenes, consultan sus perfiles. En cualquier caso, estas plataformas también tienen una dimensión favorable. Casi el 70% de los encuestados sostiene que recibió apoyo psicológico cuando lo requirió.
Para los navegantes más vulnerables, es decir, para los que atraviesan una situación de riesgo debido a su salud mental, estas webs podrían crear mensajes discretos en los que se les indicase dónde se les brindaría ayuda. Sea como fuere, según los miembros de la RSPH, se necesitan muchos más estudios de este tipo que profundicen en los efectos de las redes en los internautas. Alertan de que la penetración de estas páginas se incrementa sin freno, por lo que la urgencia para afrontar este desafío es máxima.
Con informacion de Vanguardia.