Hoy si me permite, aprovecho este espacio para exponer la curiosa evolución que sufre el amor, cuando el saldo es la decepción.
No, no he perdido la brújula ni se ha convertido esta colaboración en un símil de la extinta Doctora Corazón. Es sólo que me parece que esas circunstancias
encierran un singular parecido con actividades mucho menos románticas, como es entre ellas, la política.
Empiezo con los cinco pasos que generalmente se observan en la ruta del enamoramiento cuando es efímero hasta llegar al desengaño o más aún, hasta el rencor. Van:
1.- El momento de la atracción, cuando antes de que prenda la “chispa” del sentimiento, resulta irresistible una persona. Pareciera que el hombre, mujer o “demonio” en casos actuales, es un imán que absorbe todo el interés.
2.- El enamoramiento, el cual surge del contacto o de la simple cercanía. No hay otro u otra mejor para la víctima de esa pasión. Es el sueño hecho realidad y el principio de un cuento de hadas.
3.- El conocimiento de la realidad, en donde el enamorado o enamorada empieza a notar las debilidades de su amado o amada y sufre los primeros desencantos. En esta etapa se aceptan los defectos pero como el amor persiste, se tratan de justificar los yerros.
4.- El de la decepción total, que aparece cuando ya resulta imposible ocultar y defender las limitaciones, muchas veces graves, de quien se amó.
5.- Junto con el paso 2, es el más radical, cercano al odio. Es el de la frase “no quiero volver a saber nada de ti” o “nunca más volveré a confiar en alguien como tú”. Ruptura total.
¿Por qué ligar todo ese proceso a la política?
Parecen temas alejados, pero note usted lo que pasa con frecuencia entre votante y una figura pública o un partido. Siguen prácticamente todas las fases sucesivas del amor frustrado. Primero el ciudadano es atraído, después se encandila con su ideal, continúa disculpando errores cuando éstos empiezan a aparecer, posteriormente sufre crueles desengaños y termina mandando al diablo a quien fue todo su querer.
Todo eso le sucedió en Tamaulipas al PRI. Y es una lección que no debería sujetarse sólo a los colores o siglas de un partido específico, sino a todo el quehacer público, especialmente en el terreno electoral. Debería ser una asignatura de aprendizaje obligado para todos los profesionales de la política o para quienes desempeñan un cargo burocrático.
Ya le pasó al tricolor. Ningún partido, ninguna corriente, ninguna figura, se puede llamar una excepción de ese riesgo.
Al amor, como un día nos dijo una pareja de ancianos esposos a mi entonces prometida y a quien esto escribe en las pláticas prenupciales, se le debe atender regándolo todos los días como a una planta para que dé flores y no muera. No hacerlo, todos sabemos lo que ocasiona al vegetal y a ese sentimiento.
Eso es exactamente lo que también le puede suceder –en algunos casos ya sucedió– a los políticos. Mucho ojo…
La luminosa Tula
Para su servidor, Tula es la más bella perla de las comunidades rurales, con rasgos de urbana, de Tamaulipas.
Por eso me complace sobremanera que el Gobierno del Estado honre de manera espectacular sus 400 años de vida y la llene de luces y sonidos, dentro de los festejos espléndidos que se han organizado para enfatizar esa fecha.
Saludos a todos los tultecos, entre quienes tengo el orgullo de contar con varios amigos. Visite Tula estimado lector, no se arrepentirá…
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