Casi es un hecho que Sergio Guajardo Maldonado será el nuevo dirigente estatal del PRI en Tamaulipas, mientras sus contrarios gritan desde la comodidad de las redes sociales, por supuesto, que eso será un dedazo y que el tricolor tendría que atenderse a las consecuencias, como si a ese partido en la Entidad pudiera ocurrirle algo peor de lo que ya le pasó en el 2016.
Así es mis queridos boes, lo que los malquerientes de Checo Guajardo argumentan y con harta razón es que es un vil títere de Egidio Torre Cantú, que carece de liderazgo estatal, que representa el continuismo del fracaso y otras linduras, pero ¿además de echarle lodo en las redes sociales dónde está el activismo político para impedirle llegar a la dirigencia estatal?
Es más cómodo para los contras de Checo Guajardo y de Egidio usar el Facebook y compartir ligas en los grupos de washapp para írsele encima que salir a las calles, organizar reuniones, hacer manifiestos, plantarse en el partido, protestar en el CEN del PRI.
Lo de Guajardo Maldonado en el PRI efectivamente será un dedazo, porque los dados de la convocatoria están cargados a su favor, será un dedazo porque Egidio Torre tiene el control del Consejo, pero será un dedazo porque quienes se oponen a que así sea tienen flojera en hacer lo suficiente para evitar que ocurra.
Nadie de los que están en contra ha logrado, por falta de liderazgo, seriedad, trayectoria o suficientes ganas de hacerlo, convencer a los consejeros de que se pronuncien en contra de Guajardo.
Argumentos para que esos inconformes tuvieran hoy en la lona al ex delegado de la SEDATU en Tamaulipas hay suficientes, pero nadie le entra más allá del Facebook.
Hay de todo tipo de inconformes, desde el que cree que más de medio siglo de militancia y su amplia colección de nombramientos partidistas le hacen el indicado, pero apoltronado en el sur esperando a que le llamen para avisarle que por aclamación será el próximo dirigente, si es preciso que le lleven el Comité Estatal hasta tierras jaibas, hasta el que mandó a un emisario para que hiciera borlote en su nombre, pero sin decir su nombre, o el que gritó que urgía el cambio, pero ahora se opone al cambio.
En medio de todos ellos los que se creen con todo el derecho a ser escuchados para la renovación, pero que quieren que ese proceso sea leyendo sus perfiles en el face o el Twitter, para evitar la fatiga.
Lo cierto es que todos y todas le han dejado el camino libre al candidato de Egidio, del qué hay que decir con todo y que mantienen el control de los que votarán por la dirigencia sigue haciendo la chamba con los consejeros.
Este fin de semana publicó por ejemplo fotos en una reunión con consejeros de Victoria, pero igual se ha movido por el estado para recordarles seguramente los deseos de su patrón.
Entre todo eso de la inactividad de los que no quieren a Guajardo y el activismo del malquerido hay que anotar la indiferencia del CEN del PRI que con ella lanza señales de que les vale lo que les ocurra en Tamaulipas.
Y es que a diferencia de lo que pasa aquí, por Chihuahua, que sufre las mismas consecuencias políticas tras la derrota en la elección del 2016, ya tienen un dirigente estatal y allá si le cerraron el paso al grupo de Cesar Duarte; quien como Egidio fracasó en los comicios y entregó el estado al PAN.
Es obvio que Tamaulipas les importa menos que Chihuahua, las razones pueden ser el número de votantes, pero seguro lo es también la falta de liderazgos que se opongan a la figura de quién es acusado incluso de haber traicionado al PRI.
A todo eso agregaría qué hay versiones que indican que en el caso de Tamaulipas el PRI nacional ve que por varios años nada de podría hacer que le quite la hegemonía al PAN del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca y que por eso el desdén de poner orden en el tricolor, dejando la vía libre para que las huestes azules se consoliden de cara a la elección del año que entra.
En ese contexto se inscribiría la llegada de delegados federales de corte panista a Tamaulipas, antes cotos de poder reservados solo para los tricolores.
Por eso tal vez Enrique Ochoa Reza le da largas al proceso del PRI estatal, por eso deja que los inconformes se peleen desde el face, por eso creo que le dejarán lo que queda del tricolor al equipo de Egidio para que termine de hundirlo, porque para tal propósito lo mismo da que lo haga él apoltronado del sur que el colmilludo de Reynosa o cualquiera de los otros que creen que solo por su currículum se las deben.
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