El próximo viernes 11 de agosto, si no hay cambio de planes, se resolverá quién será el próximo dirigente estatal del PRI de Tamaulipas.
El Delegado del CEN, José Murat Casab, convocó el fin de semana a los siete aspirantes a una encerrona en la ciudad de México en la que ellos mismos decidirán a cuál se encomendará la responsabilidad.
Si las filtración es veraz, nadie se va a salir del conciliábulo hasta que se haya tomado el acuerdo. Si no se consigue, entonces la decisión la tomará el alto mando nacional, ¿el justificante?, que irse a un proceso de competencia en circunstancias como las actuales expondría al PRI a que personas ajenas al tricolor metieran las manos en el proceso interno.
Y para que le vayan midiendo el agua a los camotes, el oaxaqueño les habría adelantado que el elegido tendrá que ser, además de un elemento experimentado, alguien al que nadie le ponga peros, sin expedientes negativos, leal a toda prueba y de fuerte liderazgo. Un dirigente limpio, que no tenga cola que le pisen, requisito que, la verdad, si realmente se hacen valer, difícilmente cumplirían 2 o a lo sumo 3 de los participantes en la contienda.
¿Cuál de los interesados en la dirigencia es el que más se ajusta a ese perfil: Oscar Luebbert Gutiérrez, Sergio Guajardo Maldonado, Roberto González Barba, Alejandro Guevara Cobos, Juan Alonso Camarillo, Luis Enrique Arreola o Miguel Manzur Nader? No lo sabemos, pero el o los que más se acerquen a la exigencia serán los finalistas del proceso interno.
En la plática que sostuvo, uno a uno, por separado, con cada uno de los precandidatos, que algunos calificaron como una conversación de
ablandamiento, el enviado del Comité Ejecutivo Nacional les leyó la cartilla y de manera clara y franca y sin pelos en la lengua que le caracteriza, les advirtió a los que no tenían posibilidades reales de obtener el respaldo de la mayoría de los consejeros, es decir, a aquellos que únicamente habían levantado la mano para ver que conseguían a cambio de alinearse, que mejor declinaran en favor de los que si la tenían.
En tanto llega la fecha de la decisión, el tricolor instaló la Comisión de Procesos Internos que se encargará de organizar, vigilar y validar formalmente la contienda para elegir el 26 de agosto a nuevo jerarca priista de Tamaulipas, operación que estará a cargo de Lucino Cervantes Durán, Jonathan Martínez, presidente y secretario técnico, respectivamente, 4 vocales y los representantes de cada uno de los sectores del partido político.
De acuerdo con la convocatoria, el 14 de agosto tendrá lugar el registro de precandidatos, que, como se ha dicho, tendrá que ser uno sólo, candidato de unidad, respaldado por los demás, fecha a partir de la cual el elegido o los temerarios que osen salirse del huacal, podrán iniciar oficialmente la tarea de proselitismo entre los integrantes del Consejo Político Estatal, que en teoría son 600, pero que con las bajas que el organismo ha registrado, seguramente se reducirá a menos de quinientos, de los cuales únicamente asistirán a legitimar el acuerdo previo, no más de 350.
Hablando de otras cosas, así como Murat vino a Tamaulipas dorarles la píldora a los aspirantes a presidir al PRI, Enrique Ochoa Reza prometió a los representantes de las corrientes críticas que no llevaría a las mesas temáticas de la 22 asamblea nacional del 12 de agosto documentos “planchados” o “línea” preestablecida, que seguramente nadie le creyó
Pero mientras que en las filas del ex invencible se preparan para elegir al nuevo presidente estatal, en las del PAN los miembros del Consejo Político, encabezado por Francisco Elizondo Salazar, dieron ayer luz verde a la comisión permanente conformada por 40 miembros que negociarán las alianzas electorales con otros partidos y organizaciones políticas, de cara a la sucesión del 2018.
La Comisión es presidida por el Presidente del CDE, así como por el Secretario General, Isamel García Cabeza de Vaca, el Secretario Adjunto, Luis Tomás Vanoye Carmona y 37 personas más, que serán las que dirán con qué partidos sí y con cuáles no se coaligarán para disputar al PRI y a MORENA, además de la presidencia de la República, las curules del Congreso Federal y los escaños senatoriales, lo mismo que las alcaldías y ayuntamientos, que estarán en juego el año que viene.
También aprobaron la integración de las comisiones de Vigilancia, Orden y la que tendrá a cargo la elaboración de la plataforma electoral.
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