CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Dolores de la Fuente Ortiz, ‘Lolita’ como le dicen de cariño, encontró en Villas Vida Plena una segunda familia y un hogar que le brinda seguridad, amor y paz.
A principios de la semana Lolita cumplió 90 años de edad y agradeció a la vida y a Dios vivir con plenitud en Villas Vida Plena, donde le brindan atención a 90 adultos mayores aproximadamente, mediante servicios habitacionales diseñados de acuerdo a sus necesidades y condiciones, con servicios integrales en medicina, psicología y recreación.
“Nosotros pagamos mil 200 por la casa y 400 de luz, porque tengo mini split, yo tengo todo en mi casita, al correr de los años y el tiempo la fui acomodando y ahora ya ni tengo dónde poner las cosas”, mencionó la señora Lolita.
Ella es originaria de Abasolo, Tamaulipas y luego de vivir 62 años en Reynosa decidió mudarse a esta estancia, donde la acogieron con amor sus compañeros.
“Yo soy muy feliz y estoy muy contenta, aquí está muy bonito todo, los jardines, mi casita, la tengo con todo, sala, comedor y cocina, y la recamara con su closet, y el baño con servicio sanitario todo tenemos aquí”, externo.
Recordó que hace diez años aproximadamente se reunió con sus compañeras del club de manualidades para ver un video promocional de las villas, en cuando vio en conjunto habitacional ella dijo: “yo quiero vivir ahí”.
Y enseguida se apuntó en la lista previa a la selección, semanas después le comunicaron que había sido aceptada y el pasado mes de junio cumplió nueve años viviendo Vida Plena.
“Cuando me vine me hicieron una despedida bien bonita y todas dijeron por qué me querían y me recordarían”, comentó la señora Dolores.
Todos los días es una nueva experiencia para Lolita, pues desde muy temprano practica ejercicios que le permiten tener una mejor movilidad, cocina su propio almuerzo, tiende su cama, se baña, se arregla y se da tiempo de ver en la televisión una de sus mayores pasiones, el deporte. Y es que siendo ella una dedicada deportista desde su juventud, practicando voleibol, cachibol y beisbol, ahora que su edad no le permite seguir jugando es una ferviente admiradora de los niños beisbolistas de Reynosa de la liga Treviño Kelly.
“El miércoles tenemos al Apostolado de la Cruz, viene una señora a darnos clases de la Biblia y los jueves tenemos la Casita de la Oración, nos reunimos un grupo de personas y rezamos el Rosario y leemos el evangelio. Ya mas tarde riego mis plantitas y otra vez a ver la tele”, mencionó.
Además de vez en cuando recibe la visita de sus sobrinos en el horario establecido por el conjunto habitacional, que es de 8:00 a 20:00 horas. Ellos de alguna manera llenaron ese vacío de amor de madre, que siempre tuvo presente en su vida.
Lolita vive con el eterno recuerdo de su marido, con quien estuvo casada 37 años y aunque él le pidió en su lecho de muerte que volviera a enamorarse y no se quedara sola, ella decidió continuar su vida con el recuerdo de su gran amor.
“Fui muy feliz cuando estuve casada, los 37 años me la pase a todo dar, si teníamos problemas como todos, pero fui muy feliz y enamorada hasta la fecha,
cuando quede viuda hace 30 años me dijeron que si iba a rehacer mi vida, yo tenía 59 años, pero siempre dije que no. Mi marido me dijo, cuando ya estaba
malito y se dio cuenta que se iba, que me volviera a casar para que no estuviera sola porque la soledad era muy espantosa y le dije: ‘vete tranquilo porque yo no me voy a volver a casar’. Y él está en mi pensamiento y en mi corazón hasta la fecha”, detalló.
Ahora goza de la compañía de sus amigas, quienes le festejaron sus 90 años con un delicioso pastel, que repartió con sus compañeros y un precioso ramo de flores, que presume en su mesita central de su hogar.




