La construcción de un Frente Amplio Opositor tendrá un día decisivo el próximo domingo 3 de septiembre, cuando se realice el noveno Consejo Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Ese día, se discutirán, analizarán y, en su caso, se aprobarán ‘los criterios de las políticas de alianzas’ para el proceso electoral federal 2017-2018, el cual, constitucionalmente, iniciará 5 días después, el martes 8 de septiembre.
Al interior del partido del sol azteca existen dos posiciones: los que quieren establecer una alianza electoral con el PAN para competir por la presidencia de la república (con la posibilidad de que esa coalición se extienda a las contiendas estatales) y los que se oponen en base a asuntos ideológicos que dictan que izquierda y derecha no se pueden mezclar.
¿Quiénes desean pactar la alianza con el PRD? En concreto, es el grupo hegemónico perredista, la corriente que ha mantenido el control partidista desde hace una década: Nueva Izquierda, es decir, ‘Los Chuchos’.
Los que ‘rechazan’ la alianza con Acción Nacional son dos tribus con poder e influencia al interior del perredismo: Alternativa Democrática Nacional (ADN), encabezado por el senador mexiquense Miguel Bautista López; e Izquierda Democrática Nacional (IDN), la corriente que es liderada por René Bejarano y por su esposa, la senadora Dolores Padierna.
Estos dos grupos tienen a su vez sus propias filias o, dicho de otra forma, sus nexos: ADN, tribu poderosa en el Estado de México, mantiene comunicación fluida con el gobierno federal peñanietista. Por su parte, IDN coquetea, desde hace tiempo con el Movimiento de Regeneración Nacional y con el proyecto de Andrés Manuel López Obrador.
El coqueteo de la corriente del polémico René Bejarano y de Dolores Padierna con la aspiración lopezobradorista llegó a ser de tal grado que fundaron el Movimiento Nacional por la Esperanza (o sea, más claro, ni el agua).
Aunque en varias ocasiones, ellos han dejado entrever que podrían renunciar a su militancia perredista para incursionar con el proyecto de ‘El Peje’, todo ha quedado en meras fintas, en típicas actitudes y miradas de un juego de poker.
En ese contexto, ¿qué pasará el próximo domingo en el Consejo Nacional de la Revolución Democrática? Las apuestas indican que se aprobará la posibilidad de establecer una alianza con Acción Nacional y, por consecuencia, construir el Frente Amplio Opositor.
Alejandra Barrales, presidenta nacional del PRD, es una firme impulsora de la alianza electoral con el PAN. Incluso, en días recientes, salió a defender a Ricardo Anaya, líder panista, del golpeteo lanzado por el gobierno federal a través del periódico El Universal.
Para que las tribus de ADN e IDN cambien su actitud negativa al Frente Amplio Opositor, Nueva Izquierda deberán ceder a candidaturas a senadurías, diputaciones federales, delegaciones y posiciones en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México.
Es posible que también se encuentre bajo negociación la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, una posición clave y estratégica que no quieren soltar ‘Los Chuchos’.
Como se observa, la construcción del Frente Amplio Opositor o, por lo menos, una alianza electoral entre el PRD y el PAN, tendrá un día decisivo el próximo domingo.
Otra historia interesante será la posibilidad de que la Revolución Democrática y Acción Nacional pacten una coalición para competir en el proceso electoral local de 2018 en Tamaulipas.
Todos saben que las cosas entre ambos partidos no terminaron nada bien tras la elección de 2016, cuando la dirigencia estatal perredista dinamitó una posible alianza con el panismo, partido que finalmente ganó la gubernatura con los vientos del cambio.
No obstante, cada proceso electoral es distinto y se desarrolla bajo circunstancias diferentes. De hecho, los líderes de ambos partidos (Francisco Elizondo y Cuitláhuac Ortega -en su rol de consejero-) en el estado, ya han dialogado sobre el tema de una coalición en las urnas tamaulipecas.
Un tema que, seguramente, a partir de la semana que viene se planteará con mayor insistencia.
Y PARA CERRAR…
Oscar Luebbert vuelve a cometer un grave error: lanzarse en contra de la nueva dirigencia estatal del PRI.
Es comprensible que sienta enojo y decepción ante la estrepitosa derrota que le recetaron los consejeros estatales priistas.
En vez de fortalecer su grupo y reposicionarse a través del diálogo rumbo a la elección de 2018, el dos veces alcalde de Reynosa cayó en el berrinche y en el pataleo. Mala decisión para un personaje de tanta experiencia.
