10 diciembre, 2025

10 diciembre, 2025

Crónica urbana

Nos llegó el frío y su melancolía

Crónica urbana

Tenemos que sacar las cobijas del closet. También las chamarras y suéteres, las pijamas y los pantalones guardapedos.

Dales una vareada para quitar un poco el olor de alcanforina.

Lo luido para regalar o que salga en el tianguis sabatino y lo que perdió moda para los sobrinos.

El frío no sólo nos entume, también al bolsillo porque gastamos más.

Vienen los antojos, el chichembre, el bisquete, y la migada. El café caliente, la leche caliente.

Y la concha casera de cotorrear por la tarde.

El frío es sumamente religioso porque obliga a la charla espiritual, a las buenas noches con Vic Vaporou.  Las mamás, nuestras inolvidables mamas nos calentaban el Vick Vaporoub en los pies y pechos con masajes cariñosos.

La cena compartida, el pan que se estiraba para todos.

Nosotros sí vivimos la pobreza pero disfrutamos la unión familiar y el inmenso cuidado y amor de papá y mamá.

Yo me siento muy orgulloso de mi niñez.

El frío era duro, entraba por la piel pero mamá con sus cobijas que calentaba con la plancha de carbón previamente. El frío llega con sus garras pero hoy lo recibimos con una buena película, con los noticieros nocturnos y las mujeres de los pronósticos de la tele de Milenio que nos calienta las pupilas.

No es distinto el frío. Es diferente porque la panza está más rellena y ahora nosotros los papás que cuidamos a los hijos.

Las cobijas, las colchonetas, los suéteres y los gorros nos ayudan a que el frío nos haga los mandados. Pero una tortilla de harina recién hecha con frijoles negros se disfruta con la calidez de la familia.

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