MÉXICO. Es probable que la pizza ocupe un segundo lugar en el corazón de los mexicanos (en primer lugar están los tacos al pastor); lo cierto es que esta deliciosa masa con salsa de tomate se ha convertido en una adicción después de la primera rebanada.
Según un estudio, la pizza genera reacciones en nuestro cerebro similares a las de las drogas más adictivas; específicamente la heroína y la cocaína, por lo que una vez que le das la primer mordida a la primera rebanada, ya estás pensando en la siguiente.
Cuando existe una adicción a la comida, nuestro cerebro incrementa su actividad cerebral en las zonas de recompensa, por lo que al ingerirlas, nos sentimos con ganas de más generando un trastorno adictivo. Esta situación se repite con alimentos que han sido sometidos a procesos (adición de grasas, azúcares y carbohidratos refinados) y cuyo sabor ya no es el natural, pero sí más delicioso.
Pero eso no es todo, cuando se eliminan las proteínas, las fibras naturales y el agua natural de un alimento, los carbohidratos se absorben de manera más rápida en el organismo, acción similar a lo que ocurre cuando se inhala cocaína y se estimula el sistema nervioso central, el cual activa el sistema de recompensa haciéndolo un ciclo sin fin lleno de euforia.
¿Qué hacer? Evitar que el deseo de seguir comiendo te gane.
Con informacion de SDP.