Agónico, sin credibilidad y sin liderazgo, el PRI guajardista se prepara para dar un salto hacia el vacío. Saben de antemano que van a perder, pero antes, —según denuncian las bases— quieren vender caras, todas las calenturas políticas que puedan.
El ex gobernador Egidio Torre Cantú manipula las piezas del priismo en Tamaulipas, y se apresta a subastar al mejor postor, las candidaturas de los militantes más distinguidos.
La maquinaria del exclusivismo, los privilegios y los compadrazgos de un partido VIP, con membresía restringida, se ha puesto en marcha.
En lo que se considera el escenario más desolador para el priismo de Tamaulipas, lejos de rescatar los valores democráticos e incluyentes, la franquicia guajardista se prepara para obtener una jugosa plusvalía, en la víspera de las nominaciones a la legislatura federal, alcaldías y regidurías.
La feria del hueso tricolor ha empezado ya.
Aunque en esta ocasión, no cualquiera se va a arriesgar a meterle un peso a un partido desprestigiado y devaluado por la desconfianza ciudadana, lo cierto es que, aun así, el flujo de dinero por abajo de la mesa, va a ser considerable.
Egidio, el vecino incómodo de los sampetrinos, ya dio instrucciones a sus acólitos del Comité Directivo Estatal, especialmente al Secretario de Operación Política, José Benitez, para que inicien la auscultación de los aspirantes a cargos de elección popular, lo cual se traduce como la etapa previa a la vendimia política más rentable de los últimos tiempos.
Se trata de la clásica coperacha entre los cuadros políticos, interesados en participar en el llamado proceso interno: una praxis que suele generar muchos millones de pesos en lo oscurito, y en la cual, a decir de los conocedores, no hay recibos, ni observaciones de carácter fiscal.
Se dice que las cuentas bancarias de determinados personajes, en el PRI ya están a disposición de los que quieran pagar las tarifas establecidas, por el grupo guajardista. Los mencionados moches serán de acuerdo a la dimensión y la importancia del cargo que se pretenda alcanzar. Según el sapo, la pedrada.
En dicho contexto, se sabe que la joya de la corona será la candidatura a senador, y posteriormente las diputaciones federales, las alcaldías, así como sus respectivas reelecciones y las regidurías. Todo, absolutamente todo proyecto de carácter político-electoral, por más modesto que sea, será sometido a la comercialización y al más descarado mercadeo.
La desaseada praxis guajardista hacia el interior del PRI tamaulipeco, ha empezado a generar los primeros reclamos, y se pronostica que llegado el momento de definir a los candidatos, el tricolor se va a convertir en un hervidero de protestas.
Ya desde ahora, muchos cuadros que en circunstancias normales, se sienten capaces de competir y contar con los suficientes consensos de las bases, están siendo desplazados por el poder de los compadrazgos y del dinero.
Por encima de la democracia, el PRI guajardista-egidista pondrá en primer lugar la lana y el amiguismo. A partir de estos antivalores, se pronostica que las cartas del PRI en el estado, serán aquellos que pertenecen al restringido círculo del ex gobernador Torre Cantú.
Con todo lo que esto significará, en términos de decadencia tricolor, la subasta del PRI VIP de Torre Cantú, acaba de iniciar.
—¿¿¿Quién da más???
¿Nader y Pacheco, por la alcaldía de Tampico?
Hasta ahora, las dos figuras azules más perfiladas para competir por la hermana mayor del sur, son el titular del organismo público responsable de la construcción de infraestructura educativa, Germán Pacheco, y el secretario Administrativo Chucho Nader. El primero viene del activismo político, del llano tampiqueño, mientras que el segundo es un descendiente de libaneses, empresario maquilador de uniformes.
Cuando estaba en el IMSS, Chucho se portaba diferente ante los ciudadanos. Pero ahora que está en la Secretaría de Administración, ha buscado que se le conozca por su fama dureza e intransigencia. No sabemos si esta personalidad le ayude a obtener los votos necesarios, ante una alcaldesa Magda, que insiste en su reelección, y se jacta de tener el control del voto masivo, en los barrios precaristas.
En cambio Germán Pacheco, de su fama de duro y peleonero, ahora se ha mantenido en bajo perfil, y cumpliendo con las encomiendas que se le han dado, desde palacio. ¿Cuál de estas dos estrategias será finalmente la mejor?
Ambos personajes aquí citados, tienen marcado interés por la carrera política. Si bien es cierto que, ahora se encuentran en cargos importantes del sexenio panista, lo suyo es la búsqueda del poder.
¿Quién tendrá mayor éxito?
¿Uno de ellos..?
¿O ninguno?