Los días de Navidad alborotan los sentidos, nos colocan en los muros de la indiferencia y cultivan la generosidad
perdida. La indiferencia ante los ojos de la pobreza y el amor ante el calor humano de la amistad, de la solidaridad, de los momentos de un México rodeado de políticos hipócritas. Los días calados por la necesidad y el hambre, los días por la esperanza y la fe en creer en la gente.
Los días de Navidad miden nuestra capacidad
de autoridad sobre los sentimientos solidarios, sobre la amistad, el amor a la familia y el trabajo.
La Navidad divide los campos humanos a ojos vistas. Los que tienen y no tienen. Miremos al corazón y a las manos que acarician el corazón humano.
El arte solidifica estos días. El arte une con sólo mirar la paleta del artista, la hoja blanca del escritor, la mano dura del escultor y la gesticulación del actor que danza.
El arte que no distrae con la falsa castañuela. El arte es para mirar y pensar. Pero sobre todo para soñar.
Los invito a mirar y observar el arte de Othón Castañeda en el Centro Cultural Tamaulipas, un artista inteligente de visiones futuras. El arte solidifica la buena voluntad, florece de corazón y brilla con la mente.
Los invito a mirar Mascarada, mi poema pictórico en Casa del Arte.
Días de Navidad, días de Amor y Vida.
Abrimos la puerta para que entre el viento de la esperanza de la Navidad y el Nuevo Año.




