6 diciembre, 2025

6 diciembre, 2025

Martel, el nuevo asesor de Meade

Escenarios

Hace 4 décadas y un lustro, México estaba francamente atrasado en materia de infraestructura y calidad educativa. Ante esa realidad, al terminar la preparatoria, se hacía necesario salir de las ciudades de la provincia para continuar los estudios.

Mi circunstancia personal me llevó a escoger el Distrito Federal para continuar mis estudios y por no provenir de una preparatoria de la UNAM, tuve que hacer un examen colectivo para poder ingresar a la máxima casa de estudios.

Recuerdo que el Estadio Azteca fue la sede donde se aplicó el examen, que éramos miles los examinados y que  el nerviosismo nos invadía a todos, pero aun así, era emocionante estar en  el enorme coloso de Santa Úrsula, Coapa. Varias semanas después, me llegó un telegrama donde me avisaron que había aprobado el examen y que sería admitido. La emoción me invadió, porque para cualquier estudiante de provincia de la clase media baja, era y sigue siendo un privilegio estudiar en la UNAM.

La inquietud por la política me llevó a buscar alternativas de participación. Entre las “cascaritas” de fútbol que jugábamos cuando faltaban los maestros, que por cierto, era bastante frecuente, mi generación universitaria de aquellos años, decidió que el sector juvenil del PRI era una opción viable para hacer política. La identidad hacia esa organización surgió cuando analizamos que esa modalidad organizativa, llevaba el apelativo que buscábamos al ser “revolucionaria”.

La sede del Movimiento Nacional de la Juventud Revolucionaria, (MNJR), ubicada en la calle de Versalles de la colonia Juárez, era dirigida por el controvertido Roberto Madrazo, quién poco asistía al edificio sede. Mientras mis amigos decidieron participar en la Secretaría de Acción Social, cuya titular se decía era pariente del Regente de la Ciudad de México, Carlos Hank González, yo busqué al Secretario de Acción Política: José Ramón Martel López.

Mis amigos me recriminaron no haber “jalado” con ellos. Me argumentaron que Madrazo no  veía bien a Martel y que no tenía futuro. Ya para terminar me dijeron que era yo un Pe…nitente.

Aun así, con apenas 18 años, con las carencias económicas a flor de piel, pero con la ilusión de ser político, esperé a hablar con el encargado del área
política del MNJR.

Mientras esperaba, me enteré que Martel trabajaba con el Presidente José López Portillo (JLP) y que lo acompañaba a las giras y que por esa razón a veces no acudía a la oficina. Me dijeron que don José había invitado a varios jóvenes que participaron en su campaña presidencial en el programa “Brigada del Camino”, a que lo siguieran apoyando, recibiendo y gestionando las demandas de la gente que se le acercaban. Luego supe que José Ramón fue uno de los escogidos de entre 20,000 jóvenes que anduvieron en campaña trabajando por todo el país.

Martel me interrogó con cierta desconfianza porque se había enterado que mis condiscípulos estaban  en otra secretaría. No obstante, aceptó que me integrara a su equipo. Todas las tardes, después de asistir a la Universidad, iba al MNJR y atendía la oficina.

Con el tiempo, don Gustavo Carbajal Moreno, siendo Secretario General del PRI, promovió la sucesión de Madrazo a un proceso democrático. A pesar de llevar las de perder, Martel jugó y por un sólo voto de entre 32 dirigentes estatales, hizo lo que se veía imposible: ganar la dirigencia Nacional del MNJR.
A mí me distinguió al nombrarme Secretario Particular a los 19 años de edad.

Con Martel, el MNJR llegó a obtener 8 diputaciones federales en una legislatura cuando la Cámara la conformaban 192 diputados y muchos dirigentes estatales fueron desde regidores hasta diputados locales. José Ramón, fue diputado federal por primera vez.

Martel y los jóvenes del PRI, exigíamos el advenimiento de una nueva sociedad. Desde esa trinchera, luchábamos por una sociedad más equilibrada, con menos diferencias en el ingreso, menos ruda con los desprotegidas y sobre todo más justa.

Después de la etapa juvenil, fue invitado por don Javier García Paniagua a ser Subsecretario de Organización del PRI. De ahí, siguieron una cascada de nombramientos en el sector público, pero destaca que fue delegado político del antiguo Departamento del Distrito Federal en Tláhuac y Benito Juárez.

Ya siendo diputado federal por segunda ocasión, conoció a José Antonio Meade con quien entabló una buena relación institucional, que al paso del tiempo, se
convirtió en amistad fraterna. Desde esos tiempos, me comentó que Meade iba a crecer políticamente y que era el hombre que México necesitaba. Con visión de futuro, logró quitar los candados que impedía a Meade ser candidato del PRI. De esa forma, se la jugó y la “pegó seca” con su amigo José Antonio.
Pablo Neruda escribió en su poema # 20: “nosotros los de entonces, ya no somos los mismos”.

Y sí, a pesar del paso del tiempo, millones de mexicanos siguen pensando, creyendo y soñando con el advenimiento de una nueva sociedad.

Y al igual que José Ramón, sienten que José Antonio Meade, es la opción.

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