MÉXICO. El Palacete del Belvedere, construido en 1484 y actualmente hogar de valiosas obras de arte de los Museos Vaticanos, está siendo repintado con leche.
Es una fórmula antigua que ha demostrado ser más duradera que cualquier pintura sintética moderna: “No tenemos nostalgia por el pasado”, dijo el arquitecto jefe del Vaticano, Vitale Zanchettin. “El punto es que creemos que estas soluciones envejecen mejor. Son de eficacia comprobada”.
En línea con el énfasis del papa Francisco en la ecología, la leche proviene de las vacas del papa, criadas en la residencia papal veraniega de Castel Gandolfo, a las afueras de Roma.
Se mezcla con cal apagada y pigmentos naturales, en este caso, el color crema original utilizado en el siglo XVI y es aplicada a mano en las paredes con una técnica centenaria.
Barbara Jatta, directora de los Museos Vaticanos, dice que la encíclica del papa Francisco sobre el medioambiente es su guía para el trabajo de restauración: “Realmente tratamos de aplicar estos métodos no invasivos”, explica, “no invasivos para el medio ambiente y para las personas”.
Con informacion de Expansion.