Como sucedió con la llegada al gobierno de Tamaulipas con el primer gobernador que no es militante del PRI, sino del PAN, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, el inicio de la gestión del primer rector de la UAT que no es impuesto por el tricolor, José Andrés Suárez Fernández, ha generado enormes expectativas no sólo entre los miembros de la comunidad universitaria sino de la sociedad civil en general.
La máxima casa de Estudios, como es del dominio público, nació, creció y se consolidó al amparo de educadores y profesionistas de amplia solvencia moral y académica, aunque también de la vigilancia y supervisión de los gobernantes del Revolucionario Institucional, que no le impidieron destacar como una institución de educación superior vanguardista y ejemplar en los primeros años.
Lamentablemente, con la insaturación de los porros, esto a partir del rectorado de Jesús Lavín Flores y los que le siguieron en el cargo, para reprimir los brotes de protesta antigubernamental de los alumnos, así como a la llegada a la rectoría de profesionistas sin méritos académicos, el Alma Mater se desplomó académicamente y dejó de ser, como le correspondía, además de centro de enseñanza, investigación y formación de profesionales en las distintas áreas del quehacer humano, centro de debate de las ideologías y librepensamiento universal.
Únicamente se aceptaba y tenían cabida las ideas políticas autorizadas por el partido en el poder.
Los ciudadanos tamaulipecos esperan que, ahora con el rector que ya no es producto e imposición del PRI, las cosas serán diferentes. Docentes, estudiantes y ciudadanos confían en que la principal Universidad del Estado se abrirá otra vez a la libertad para estudiar, analizar y debatir todas las ideas, políticas, sociales, religiosas, económicas y filosóficas de los pensadores de todos los países del mundo, como se hace en todas las universidades.
He ahí uno de los principales retos del Ingeniero Fernández Sánchez.
Mientras tanto, como se esperaba, por otra parte, los primeros días del 2018 ya han empezado a dejar entrever los aumentos de precios que caracterizarán los próximos 12 meses. Las primeras informaciones adelantan que está en ciernes el primer tortillazo del año que elevará, dicen, a 17 pesos el kilo el precio de este que es uno de los principales alimentos de los mexicanos y que lo mismo sucederá con los combustibles.
Y de ahí la cascada. Con el alza de las gasolinas y el diesel aumentarán los fletes del transporte, los pasajes, todo.
Quizá, como se trata de un año electoral y los aumentos y carestía generan reacciones de malestar social contra el partido que gobierna el país, seguramente las autoridades federales van a maniobrar para que, de producirse, los incrementos sean moderados, por lo menos hasta antes del primero de julio, día de las votaciones en la que millones de electores acudirán a las urnas a ejercer el derecho del sufragio a elegir a más de 3 mil y pico de funcionarios, entre estos, el presidente de la República, los integrantes del Poder Legislativo Federal, 9 gobernadores y en el caso de nuestra entidad, además, 43 presidentes municipales.
Todos al mismo tiempo, en paquete.
Después, jure que le quitarán el freno a los aumentos.
Antes, sin embargo, la alcaldesa Alma Laura Amparan Cruz presume que en el 2017 benefició a 23 mil familias de colonias y sectores populares a través de las jornadas de asistencia social, realizó casi 200 obras de beneficio colectivo, como pavimentación de calles, alumbrado y otros, también fortaleció la clínica del sistema DIF y que con la ayuda de Ferromex y el Tren de la Salud se atendieron 2 mil 257 consultas generales y de especialistas completamente gratuitas.
Programa que continuará a lo largo del nuevo año.
La alcaldesa de Tampico, Magdalena Peraza Guerra, por su parte, inició el año con un programa de limpieza y mejoramiento del alumbrado en la Borreguera que extenderá a todos los sectores de la ciudad.
Para concluir, el resbalón político de año nuevo estuvo a cargo del precandidato del PRI a la presidencia, Jose Antonio Meade. El abanderado priista criticó a todos los que oponen o están en contra de la Ley de Seguridad Interior, que seguramente no tiene idea de que son la mayoría de los ciudadanos porque eso desde las cúpulas del poder ni siquiera se alcanza a divisar.
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