El título de esta columna surge de la carta escrita por la diputada Célida Teresa López, misma que, en su momento, fue menospreciada por Anaya como aspirante al Senado:
“No fue ese el tiempo de Célida López para ser candidata al Senado, pero créame que tampoco será el tiempo para que usted, Ricardo Anaya, gobierne este país”. Lo anterior ocurrió en noviembre del año pasado. Pero hoy, con las tonterías que está cometiendo el “cerillo”, la profecía de la panista sonorense parece cobrar sentido.
La guerra política entre Ricardo Anaya, el candidato de México al Frente, y el gobierno federal está tomando tintes demasiado agresivos. El capítulo más reciente es el del gobernador panista de Chihuahua, Javier Corral, que, se dice, está torturando al secretario Adjunto del CEN del PRI, Alejandro Gutiérrez, detenido bajo la acusación de participar en un complot de financiamiento a favor del PRI en las elecciones del 2016.
El escándalo de Gutiérrez ha provocado ya que una figura pública de primer orden, como el ex líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, recurra al amparo para evitar una posible detención. El fondo de todo este mar revuelto, es el crudo enfrentamiento entre el candidato presidencial panista Ricardo Anaya contra el gobierno federal, y en el cual, ya desde ahora, se pretende involucrar también al candidato José Antonio Meade. Hablamos de una pelea que traerá fuertes consecuencias en todos los ámbitos.
La guerra de Anaya y del gobernador Corral, no es contra un enemigo menor, sino contra la Secretaría de Hacienda federal y su grupo de poder al cual pertenece como figura central el candidato Meade, cuya bandera principal es justamente la honestidad.
A nadie le conviene pelearse con el dueño de la canasta presupuestal, y Javier Corral lo está haciendo. Pero al parecer está solo, pues el resto de sus homólogos azules en la república han preferido no agarrar un pleito que no es de ellos.
Me parece que Ricardo Anaya se está dejando llevar por su profundo resentimiento contra el gobierno peñista, mismo que en un inicio lo apapachó y le hizo sentir que él sería el consentido rumbo a la presidencia. En esa guerra visceral de Anaya contra el gobierno, se está olvidando del adversario principal: Andrés Manuel López Obrador.
Hasta ahora, la divisa de la campaña presidencial de Ricardo Anaya ha sido el enfrentamiento contra el PRI, pero también contra los dos ex presidentes de la república, Fox y Calderón, emanados de su partido. Por esa vía, difícilmente va a llegar al poder, y en su momento hablaremos de su fracaso.
Por lo demás, AMLO les está comiendo el mandado al Frente y al PRI en estados como Michoacán, donde acaba de convencer al ex gobernador Fausto Vallejo para que se postule por la alcaldía de Morelia. De hecho, gracias al enfrentamiento entre Anaya y el PRI, el avance y consolidación de Andrés Manuel López Obrador sigue firme y sin que nadie lo moleste.
ACUSAN AL PRI DE PELEAR LA “TORTA” DEL PRESUPUESTO, PERO ABANDONAR A LOS TRABAJADORES
El responsable jurídico del PRI estatal, Alejandro Torres Mansur, se está quejando amargamente de que el Congreso de mayoría panista los está dejando en ceros, en materia
de prerrogativas presupuestales ante el IETAM. Con lo anterior, asegura el quejoso, se está ignorando el acuerdo del IETAM, aprobado el ya lejano 31 de agosto de 2017.
En las redes sociales aprovecharon para tupirle duro al PRI guajardista.
Una persona de nombre Armando Gutiérrez Flores, escribe lo siguiente: “No, si pelean la torta como si fuera lo más sagrado para ellos. Así fueran para defender los intereses de la gente: buenos trabajos, salarios dignos, prestaciones de ley…”
LA RENUNCIA DE OSORIO CHONG Y SU SALIDA DECOROSA RUMBO AL SENADO
Ayer se filtró la inminente renuncia del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Como se comentó desde el momento en que fue descartado como aspirante a la sucesión: el hidalguense va al Senado de la República. No sabemos a quienes de su grupo vaya a llevar hasta la Cámara alta. Pero una cosa es segura: MAO seguirá siendo figura política de primer orden en el sexenio que arrancará este mismo año.
Es cierto que Osorio no pudo con el tema de la inseguridad en el país. Pero él no era el Presidente.