ESTADOS UNIDOS.- Si los resultados marcan la grandeza de la carrera de un deportista nadie podrá dudar jamás de Tom Brady. Sin embargo, todas las bellas historias tocan a su fin y en el caso del legendario quarterback californiano éste comenzó a escribirse con la derrota de los Patriots ante los Eagles (41-33) en la Super Bowl LII
Philadelphia comenzaba el choque con el descaro del niño que aparece por primera vez en el recreo de un colegio, demostrando no tener miedo a nada ni a nadie por muy dueños del patio que sean. Con un Foles espectacular los Eagles se adelantaron en el marcador gracias a dos buenas acciones en ataque. Primero Blount con una gran carrera y luego una big play del quarterback y Jeffery.
Los Eagles volaban en el campo y especialmente un Legarrett Blount que le debía una a sus ex. El corredor de Philadelphia completó su venganza con un segundo touchdown en el primer cuarto que empezaba a hacer sobrevolar el fantasma del pasado sobre el césped del U.S. Bank Stadium.
Entre medias ya había llegado el susto de la noche con la lesión de Cook. El jugador de los Patriots no vio venir un tren de mercancías llamado Jenkins, que se lo llevó por delante con un brutal placaje, dejando fuera del choque a su rival.
El golpe de Cook dejó algo más que secuelas físicas en el equipo de New England, que tardó en reaccionar. Y sólo lo hizo cuando apareció Brady en el choque. El MVP de la NFL sacó a los Patriots del letargo con un pase a Hogan que fue la antesala del touchdown de White tras carrer que devolvía a los Patriots al partido.
Fue un espejismo. Los Eagles templaron los nervios de ver a sus rivales tan cerca en el marcador y con una jugada magistral diseñada por Doug Pederson. El técnico replicó lo que minutos antes habían intentado los Patriots con Brady como receptor con la diferencia de que Foles sí atrapó el balón. Touchdown.
New England se encomendó al cerebro de Belichick para estudiar a sus rivales durante un descanso en el que Justin Timberlake no terminó de convencer pese a su homenaje al ídolo de Minneápolis: Prince. Y claro, cuando entra en juego una de las mentes más brillantes del deporte, el resultado sólo puede ser uno: el éxito.
Del brazo de Brady y de las manos de un desaparecido Gronkowsky nació un toucdown nada más salir del vestuario que traía al recuerdo la famosa remontada de la temporada pasada. Sin embargo estos Eagles no son los Falcons y no se dejaron intimidar por el águila del casco de Nueva Inglaterra.
Foles se sacudió cualquier atisbo de nervios que pudiera tener y armó el brazo para lanzar un pase de 32 yardas que terminó en poder de Clemen que ya se ha ganado un hueco en los libros gracias a una recepción tan espectacular como polémica.
Sin embargo, si algo nos ha enseñado la historia es que la palabra competitividad siempre va asociada a la figura de Brady. El quarterback volvió a mostrar su precisión cuando tiene una décima de segundo de más. Tiempo más que suficiente para encontrar a Hogan y volver a reducir las diferencias en el delicioso intercambio de golpes en que se convirtió el tercer cuarto.
El último acto alzó el telón con el muro que levantaron los Patriots en defensa para frenar a los Eagles. Una tela de araña contra la que se estrelló el equipo de Philadelphia y que permitió a Brady y los suyos dibujar un nuevo ataque que terminaría con la primera ventaja de New England en todo el partido tras el touchdown.anotado por un Gronkowksi que apareció cuando más le necesitaba su equipo.
Con 10 minutos por jugarse todo estaba por decidirse. Como si nada de lo anterior hubiera servido. Pero nada más lejos de la realidad.
Fue un partidazo en toda regla. De esos en los que el resultado, que dirían los puristas, era lo de menos. Sin embargo, al final siempre gana alguien y en este caso fueron los quienes supieron manejar mejor la situación.
Sobre todo porque Foles se olvidó de su categoría de suplente para convertirse en la estrella de la noche. El QB de los Eagles no se dejó atenazar por los nervios ni siguiera en un 4&2 en el que arriesgó el pase y salvó el ataque de su equipo que no dejó escapar la oportunidad con un touchdown a falta de 2.21.
Una marca definitiva que completaba un drive antológico del equipo de Pederson, que todavía se tenía que comer las uñas mientras los colegiados daban validez a la jugada de Ertz. Cinco puntos de ventaja en el marcador que, sin embargo, no garantizan nada cuando Brady y los Patriots están enfrente. Sin embargo, esta vez la historia le fue esquiva a quien tantas veces le había abrazado.
Brady sufrió el primer sack del partido en el peor momento y dio alas al equipo de Philadelphia que sólo tuvo que aguantar el tiempo para alzarse con su cuarto título nacional y su primera Super Bowl dejando a Brady a las puertas de la leyenda por lo menos hasta la temporada que viene.