La fuerte ovación de un minuto que los miembros de la Asociación Nacional de Banqueros de México tributaron al candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade Kuribreña, en Acapulco el pasado 9 de marzo, puso de relieve lo que es evidente, que el economista es el aspirante de la élite del poder y también la causa de su impopularidad entre la mayoría de los ciudadanos, especialmente de los pertenecientes a los sectores pobres.
Durante la 81 reunión de la ABM, el ex Secretario de Hacienda recibió de pie las muestras de simpatía del poderoso sector empresarial, hecho que demuestra que los señores del poder del dinero darían cualquier cosa para que el abanderado priísta fuese el sucesor de Enrique Peña Nieto en la Presidencia de la República.
Seguramente, el aspirante tricolor habría sido objeto de una recepción similar si hubiera asistido a una reunión del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial, que, como en su momento fueron también Fox y Calderón, es considerado el candidato ideal para conducir el destino del país de acuerdo a las directrices fijadas por los centros financieros no sólo de México sino del orbe.
En cambio, el día 11 de marzo, fecha en que, a invitación de Jorge Vergara Madrigal, asistió al estadio de futbol Omnilife del Club Deportivo Guadalajara, la casa de las Chivas, Meade fue abucheado. Cuando el dueño del equipo más popular del país lo presentó a la multitud, ésta respondió a coro “¡fuera!, ¡fuera!, ¡fuera!”, entre otras expresiones de rechazo, señal de lo que las bases populares piensan del llamado padre del gasolinazo.
El representante del PAN, Ricardo Anaya Cortés, que en otras circunstancias habría sido objeto de igual o mejor trato que el precandidato priísta, esta vez, como el representante de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, únicamente recibió los aplausos de cortesía.
La causa, el impacto de la embestida del gobierno que responsabiliza al panista de la comisión del delito de presunto de lavado de dinero.
Una de las razones por las que, en forma similar al PRI, Acción Nacional ha dejado de ser considerado entre los votantes de amplios segmentos de la población como una opción real de cambio, como ocurría en el pasado, es que durante los 12 años en que el partido político gobernó al país no procesó judicialmente a ningún servidor público corrupto, ni siquiera a un regidor, como exigía la sociedad, al menos para guardar las apariencias.
Ahí se acabó el encanto.
Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, que llegaron al poder como una alternativa para acabar con la corrupción y la impunidad, entre otros vicios del priísmo, terminaron por apoyar, el primero abiertamente, el segundo de manera encubierta o subrepticia, al actual primer mandatario de México.
A consecuencia de esa lamentable omisión, se ha fortalecido la idea de que el PRI y el PAN son iguales y que ambos se ganaron a pulso el alias del PRIAN, que les impusieron los opositores de la izquierda, percepción que todo indica que repercutirá negativamente contra el albiazul en las urnas el primero de julio en todos los Estados de la República, incluido, por supuesto, el de Tamaulipas.
Obviamente, el que ha sacado la peor parte del veredicto político de los ciudadanos ha sido el Revolucionario Institucional.
Esa, entre otras, es una de las razones por las que a lo más puede aspirar el ex invencible tamaulipeco, en las actuales circunstancias de adversidad en los comicios en turno, es a conservar en su poder las alcaldías de Matamoros, Victoria y Tampico que retuvo en el proceso electoral del 2016.
En Ciudad Madero, propios y extraños coinciden en que, como sucedió a Francisco Labastida Ochoa en la sucesión presidencial del año 2000, Julio César Barrientos habría sido el elegido pero sólo para conservar el voto duro priísta y, en el caso de la urbe petrolera, además, colocar en el futuro ayuntamiento a uno o a dos regidores de representación proporcional.
Los sondeos más recientes auguran que los candidatos del ex partido oficial tendrían posibilidades de disputar al tú por tú al PAN los gobiernos municipales, serían Tampico y Victoria, en el del puerto fronterizo el favorito para ganar la alcaldía, aunque en forma apretada, sería el ex presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Carlos Alberto García González.
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