Este lunes, doce de marzo del 2018, se cumplen setenta y un años en que las fuerzas políticas encabezadas por don Guadalupe Arcos Acuña tomaron a fuego la presidencia municipal de Llera con el propósito de sacar de ahí al entonces alcalde José Montelongo, asumiendo el cargo don Octaviano Carreño que permaneció hasta diciembre de 1948.
A esta administración pública le siguió don Andrés Mendoza, quien tampoco termina por haber sido asesinado si mal no recuerdo allá por donde se encuentra el viejo edificio del Banco de Crédito Ejidal, concluyendo el período constitucional don Eugenio Paz.
El estado era gobernado por don Hugo Pedro González, de allá de Nuevo Laredo, Tamaulipas, quien es reemplazado por Raúl Gárate Leglu y siguiéndole a este don Horacio Terán Zozaya, pero ya como gobernador constitucional.
En ese entonces la cabecera municipal era sumamente pequeña pues hacia el norte llegaba a la calle Álvaro Obregón, hacia el sur hasta la calle Juárez, el este al panteón y hacia el oeste hasta la tienda de don Juvencio Meza.
El alumbrado público lo proporcionaba una Planta de Luz que era comprada por el propio pueblo contando con el aval del ayuntamiento en turno y se encontraba en un pequeño espacio, atrás de la alcaldía, donde hoy se encuentra el auditorio municipal.
El servicio iniciaba a las seis de la tarde y concluía a las doce de la noche previo “apagón”, quince minutos antes; suficientes para que la sociedad se fuera a dormir y todo aquel que anduviera después de esa hora se le detenía y era llevado a la cárcel; un pequeño cuarto de sillar y con una gruesa puerta de madera donde hoy se encuentra el consultorio del doctor Efraín Maldonado Gómez.
Las tiendas que existían y daban abasto a la villa eran la de don Juvencio Meza, la de don Héctor García Herrera, la de don Julián Gordon, la de don Guadalupe Villarreal, don Gumersindo Castro, la de don Generoso Acebo, la de don Valentín González, la de don Bonifacio Gutiérrez, la de don Cayetano Salas y don Jesús Castro.
En fin así eran aquellos años de los cuarenta y cincuenta del siglo pasado cuando todavía se cercaba con alambre de púas la plaza, a fin de evitar se metieran los burros y los marranos.
El servicio de transportación de Llera a Ciudad Victoria y Ciudad Mante lo ofrecía una línea de autobús particular que después fue adquirida por la empresa Trans-país.
Antes de esto el autobús más popular era El Rojo, llamado así por su color y solo daba servicio a las ocho de la mañana y a las cuatro de la tarde con la obligación de que cuando batallaba para subir la cuesta de Llera había que empujarlo, porque de lo contrario de ahí no nos movíamos hasta que le diéramos una ayudadita.
Hoy el servicio es de lo mejor y hasta con aire acondicionado, con varias salidas durante el día.
En fin el comentario sirve para confirmar que Llera progresa y por lo tanto merece mejor trato de los gobiernos federal y estatal.
Ayer domingo tronó el alumbrado público de Llera debido a los fuertes calores que ya comienzan a causar estragos, por lo tanto para evitar a futuro todo esto se hace necesario aumentar el voltaje al municipio o evitar consumirlo en exceso y sin necesidad.
La solución está en las manos de nuestros consumidores e incluyéndome yo, por lo tanto ahí les dejamos la recomendación.
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE.