Punto de partida: La intercampaña no fue producto de lo que se denominó IFE (hoy INE -Instituto Nacional Electoral-). Este singular periodo entre la precampaña y la campaña fue una idea diseñada por los legisladores y que se instrumentó a partir de la reforma electoral 2007-2008.
Esa reforma fue, a su vez, motivada por la áspera elección presidencial de 2006, cuando Felipe Calderón se impuso por apenas 0.56 por ciento de los votos a Andrés Manuel López Obrador en un proceso que se caracterizó por ‘la guerra sucia’ a través de los spots televisivos.
Con esas modificaciones, estampadas en la reglamentación, se redujo la duración de la campaña y se impidió la contratación (‘a título propio o por cuenta de terceros’) de propaganda en radio y televisión con el objetivo de incidir en las preferencias del mercado electoral.
Se buscó, de esta forma, establecer límites a ‘la guerra sucia’ y, sobre todo, garantizar la equidad en el acceso a los espacios publicitarios en los medios de comunicación.
Es muy evidente que esta reforma, que data de hace 10 años, ya quedó sumamente rebasada. De 2008 a la fecha, la revolución digital cambió prácticamente todo: disminuyó la influencia de los medios de comunicación en el escenario político-electoral y, en buena medida, la pugna entre los candidatos y los partidos se trasladó a las redes sociales, un espacio que no está regulado y que está fuera de control.
Un claro ejemplo de la normatividad electoral diseñada hace una década y que se encuentra en franco ‘fuera de lugar’ es el periodo de la Intercampaña, un lapso de 45 días que, se supone, está configurado para resolver los litigios originados en las precampañas, en las que, en teoría, los partidos políticos eligen a sus candidatos a través de competencias abiertas y democráticas.
Sin embargo, como todos sabemos, Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya Cortés y José Antonio Meade Kuribreña se convirtieron en candidatos únicos en sus respectivas coaliciones, es decir, no enfrentaron a ningún adversario al interior de esas alianzas.
Los tres fueron producto del ‘dedazo’, de una decisión vertical que nada tuvo que ver con incentivar la vida democrática de los partidos políticos (un asunto que tiene que ver directamente con la tradicional y autoritaria cultura política de México, un país que, históricamente, suele girar en torno a lo que diga un sólo hombre -tlatoani, virrey, emperador, presidente-).
En el periodo de la Intercampaña, según la ley confeccionada en 2008, los candidatos a la presidencia de la república, a las senadurías y a las diputaciones federales tienen prohibido promoverse a través de los tiempos otorgados por el Estado en la radio y la televisión, tiempos que, una vez más, se supone, deberían ser utilizados solamente por las autoridades electorales.
También se supone que los candidatos tienen prohibido participar en reuniones públicas, asambleas y, además, plantear propuestas a través de entrevistas otorgadas a los medios de comunicación (prensa, radio y televisión). No obstante, vimos, por ejemplo, a los aspirantes presidenciales proponer, sin restricción alguna, temas económicos en la pasada Convención Nacional Bancaria, realizada en Acapulco, Guerrero.
A esa reunión, pública y mediática (acaparó la agenda informativa de esos días), asistieron Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya Cortés y José Antonio Meade Kuribreña, así como los independientes Margarita Zavala, Armando Ríos Piter y Javier Rodríguez, mejor conocido como ‘El Bronco’. Los seis hablaron, expusieron y…propusieron. Y nadie dijo nada.
En este tiempo, además, los tres principales candidatos presidenciales han tenido una exposición mediática diaria. Todos los días, ‘El Peje’, Anaya y Meade aparecen en los noticieros de las cadenas de televisión abiertas o de cable/satelital. Los independientes también tienen aparición frecuente en los espacios informativos y, en muchas ocasiones, hablan de propuestas.
Está más que claro que el periodo de la (absurda) Intercampaña nadie la respeta. Es una ley más, de muchas, que no es respetada por los protagonistas, por los actores políticos.
En otras palabras, el compromiso de legalidad no es respetado ni por los candidatos, ni por los partidos. La Intercampaña no existe como tal, nadie la respeta. La Intercampaña es un periodo más de la competencia electoral, la que se libra de manera abierta, cínica y descarada. Es una auténtica burla, ni a simulación llega.
La Intercampaña fue la absurda idea de los legisladores que hace diez años elaboraron un Código para ‘tranquilizar las aguas’ después de la competida y cardíaca elección presidencial de 2006, una reglamentación electoral que pretendía ‘borrar’ la idea de un fraude en ese proceso electoral.
Ese Código Electoral, se insiste, se encuentra rebasado. Debe ser modificado por la siguiente Legislatura, la que debe eliminar, entre otros temas, esta horrenda ‘cosa’ llamada Intercampaña, uno de los tantos ridículos perpetrados por el Congreso.
UN DEÁNDAR, CANDIDATO DE MORENA
Versión que cobra fuerza: Heriberto Cantú Deándar, director de el periódico El Mañana, será candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a la diputación federal por el Primer Distrito, con sede en Nuevo Laredo.
Heriberto Cantú Deándar se registró hace unos días para aspirar a un puesto de elección popular. Todo indica que va para diputado federal.
¿Y Ramón Garza Barrios?
Y PARA CERRAR…
Julio César Barrientos Cisneros será hoy confirmado como candidato del PRI a la alcaldía de Ciudad Madero bajo el procedimiento de Convención de Delegados.