CIUDAD MANTE, Tamaulipas.- Un calor sofocante y un ambiente festivo se vivía aquel día.
Las mesas de impecables manteles blancos y los “caballitos” aun boca abajo anunciaban el festín de horas más tarde.
Dos enormes piñas de agave sobre una banda conductora completaban el escenario contrastaste entre la modernidad de la enorme maquinaria y lo rústico del producto fresco traído del campo.
La música norteña infaltable se interrumpió de repente cuando atravesó por la puerta principal el entonces gobernador, Eugenio Hernández Flores.
Rápidamente y en ambiente festivo se realizó el corte de listón y el discurso inaugural resumía que la planta contribuiría a la producción y comercialización de 30 mil toneladas de piña de agave, produciría cinco millones de litros de tequila al año y generaría en ese mismo lapso unos 50 mil jornales.
Del embriagante sueño del progreso, ocho años después El Mante sufre la “cruda” realidad de un proyecto más que nunca se concretó.
El beneficio para jaliscienses
Américo Ibarra, ejidatario del poblado Plan de Ayala, afirma que solamente dos ejidatarios de la zona temporalera se animaron a sembrar agave dentro de este “boom” que prometía el gobierno de Eugenio.
Plantas de agave azul regaladas y apoyos para la siembra fueron a parar casi todas a manos de inversionistas jaliscienses que no desaprovecharon la oportunidad, rentaron tierras y comenzaron a sembrar la planta que da origen a la bebida nacional.
“Realmente esto desde el inicio no benefició a productores locales, la mayoría de las tierras que se sembraron con agave y que forman parte de las 12 mil hectáreas en las que dicen que hay producción de agave en esta zona estuvieron siempre en manos de empresarios agricultores de Jalisco, solo había dos habitantes de esta zona, que incluso ya murieron”, comenta.
Afirma que la decepción llegó tarde, pues en un principio se les dijo que tenían que esperar al menos siete años para ver la producción florecer: dos o tres años después se decepcionaron, el agave no fructificó.
“El agave se empezó a sembrar antes, desde que se anunció la planta, precisamente para tener producción en corto tiempo, pero esto nunca sucedió, la planta no se desarrolló y lo poco que salió se fue a la industria de Jalisco, pero a un precio mucho menor”, dijo.
En 2016, el entonces líder campesino Manuel Morales dijo que la promesa de la industria era pagar hasta a 14 pesos el kilogramo de piña de agave, pero años después una sobreproducción desplomó el precio hasta los 30 centavos por kilo.
Américo Ibarra afirma que el sueño tequilero de El Mante realmente nunca pintó y a pesar de los esfuerzos por “venderles” una idea distinta, fue un proyecto que nació muerto.
“Aquí nadie quiere saber nada del agave… desde un inicio no fue tan atractivo, la gente tenía sus dudas y ahora ya las aclararon”, dijo.
Dicen que no se van
En el kilómetro 36.3 de la carretera El Abra-Los Aztecas se erige un edificio que retrata fiel la figurada expresión del “elefante blanco”.
Así de enorme como la decepción es la planta de tequila cuya banda transportadora llevó solamente dos piñas hacia la desfibradora y no volvió a funcionar más.
Expreso, recorrió el lugar en el que se encontraba un equipo de trabajo, cuya única instrucción fue desmontar los tanques.
Niegan las versiones que afirman que desmontarán la totalidad de la fábrica y aunque aseguran no ser voces autorizadas, aseguran que la tequilera no se va.
“Se va a sacar los tanques para repararlos, pero esto no significa que la estemos desmontando, nosotros solo recibimos órdenes de llevar a rehabilitar esos tanques, es todo”, afirmaron.
Así que ocho años después de inaugurada, tres intentos por rehabilitarla y echarla andar, parecen hasta el momento y de manera extraoficial no tener fin.