En tiempo real, pocas veces hemos visto abrir paso a la voluntad que mueve al arte en la sociedad.
Nos encontramos así con una explosión de ideas y propuestas que confluyen en un “Fluxus” potencial promisorio.
Por Fluxus entendemos a un tendencia artística que rebasa la frontera de lo plástico en la que confluyen la presencia de fotógrafos, guionistas, poetas, pintores, diseñadores, teatreros, músicos y bailarines ejecutantes y maestros.
Es un placer entender esta voluntad de chavos y chavas entre los 18 y 25 años que se han concentrado en una “Tierra de Nadie”, con más poder que sus ganas de hacer presencia en una sociedad que los necesita.
Porque el arte confluye en las ideas y porque el arte es un mercado de la voluntad y la expresión, tiempo real en que aparece este compacto grupo de jóvenes que han llegado a sumar casi de treinta entre creadores y maestros de las artes.
Ha sido una iniciativa de voluntad, de buscar “su tribu” como han señalado ellos mismos. No hay liderazgo que pueda envanecer esta presencia, existe sencillamente un encuentro de corazón estético con necesidad.
Esto es, la necesidad de expresar con la necesidad de vivir.
Se reúnen como hormigas cada semana para preparar un ataque social con las armas del arte. Han hecho una guerra de guerrillas del espíritu creativo, y han enlazado su juventud a la alegría de ser y buscar ser artistas.
Algunos de ellos ya consolidado sus profesiones como artistas egresados de centros universitarios de Tamaulipas y Nuevo León, otros, los chavos y chavitas están en el engranaje del arte.
Ahora están Tierra de Nadie como galería en Paseo Aventa, en la zona comercial poniente de la ciudad. Admiro su coraje y talento, y me agrada que sean un frente común, de vanguardia artística que no habíamos detectado en nuestra adormilada sociedad victoriana.
En el camino se irán depurando, porque la calidad se encuentra y se trabaja. Y estos jóvenes, hombres y mujeres la tienen de sobra.