Hay países que se toman en serio. Acompáñenme a ver esta triste historia –de vacas y ovejas– de la vida real.
A mediados de 2015 defensores de los derechos de los animales en Nueva Zelanda pegaron el grito en el cielo. En números redondos, 50 mil ovejas y tres mil cabezas de ganado vacuno saldrían de aquel país rumbo a México, y los activistas recelaban de las condiciones del viaje y del destino de los animales que constituían el cargamento más grande de ganado vivo exportado desde ahí.
Debido a la larga travesía, los animales podrían sufrir desnutrición, hambre, alteraciones cardiacas, males respiratorios, ceguera por la brisa marina y estrés por los 16 días en altamar.
Los activistas estaban escépticos del embarque, pues la última vez que habían enviado embarques de ganado viviente a México, en 2007, murieron muchos.
Todo lo anterior fue publicado en su momento por https://theirturn.net/2015/06/26/53000-live-animals-shipped-from-new-zealand-to-mexico/
La organización Save Animals From Explotation de Nueva Zelanda anticipaba que el ganado exportado eventualmente sería sacrificado después de que ya no fuera requerido para la crianza. Además de que los métodos de sacrificio de animales en otros países (como en México) son ilegales en Nueva Zelanda. http://www.safe.org.nz/articles/290615/live-export-ship-arrives-mexico
Para el 1 de julio de 2015 el Ministerio de Industrias Primarias de Nueva Zelanda anunció oficialmente que 45 mil ovejas y tres mil 200 reses exportadas a México estaban ya en granjas. Un total de 191 ovejas y una vaca murieron en el viaje; es decir, 0.42 y 0.03 por ciento de las ovejas y reses enviadas, respectivamente. El director de Animales y Productos Animales del ministerio, Matthew Stone, dice que se desconoce la causa exacta de las muertes, pero que, por protocolo, se solicitó un reporte detallado del viaje para mediados de julio al exportador, que incluirá información entregada por el veterinario que viajó con el cargamento. https://www.mpi.govt.nz/news-and-resources/media-releases/sheep-unloaded-in-mexico/
Eso fue en 2015. Las vacas tenían como destino Chihuahua e Hidalgo. A la primera entidad fueron a parar un total de mil 408 de esas reses. Todo formaba parte de un programa gubernamental para favorecer a pequeños productores. Como en su momento publicaron varios medios –La Jornada y Proceso–, no pocas de esas reses fueron a parar a ranchos de César Duarte y… de allegados del entonces gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval.
“Según documentos de la Secretaría de Desarrollo Rural, se pudo rastrear que 682 vacas llegaron a territorio nayarita. Algunas específicamente al rancho de Las Cañas, en el kilómetro 8 de la carretera Villa Hidalgo-Guadalupe, en la localidad de Aután, en San Blas Nayarit”, publicó en octubre pasado la reportera Miriam Castillo, de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad. Esa propiedad es de Raymundo Sandoval, hermano del exgobernador, quien explicó a los medios que recibir ese ganado había sido por cuestiones humanitarias debido a la sequía en Chihuahua.
La reportera Castillo explicó en el reportaje ‘Hasta las vacas se robaron’ (https://contralacorrupcion.mx/web/vacaschihuahua/index.html) que sacar ese ganado de Chihuahua violó, en términos sanitarios, el acuerdo con Nueva Zelanda.
Este jueves la noticia fue que la PGR aseguró a Roberto Sandoval un rancho —vacas incluidas— y otros dos predios en Aután, el mismo lugar a donde llegaron las reses que no nunca estuvieron destinadas a Nayarit. Otras 900 de esas vacas, por cierto, pastaron en ranchos ligados a César Duarte.
Qué dirán en Nueva Zelanda, donde tuvieron que hacer un reporte por una vaca muerta en el traslado, de que acá la mitad de toooodo ese ganado vacuno se perdió en ranchos ligados a gobernadores perseguidos por la justicia.
¿Y las ovejas? Esas fueron a parar a suelo mexiquense. ¿Qué habrá sido de ellas? Holy cow.