Desde el momento en que Miguel Ángel Osorio Chong toma el micrófono, las mujeres de la estructura territorial priísta de Altamira piden verlo de cerca, tocarlo, darle un beso en la mejilla y, por supuesto, tomarse ‘la selfie’ del instante y del recuerdo.
Salón Verde, 11 horas y unos cuantos minutos: El hidalguense se deja querer por la militancia tricolor altamirense. Camina entre los pasillos que dejaron entre los cientos de sillas para aproximarse a los líderes y lideresas de colonos, las que sonríen con emoción al tenerlo a un metro o menos de distancia.
Entusiasmada con la efervescencia electoral y con la presencia del ex secretario de Gobernación, una señora expresa ante el micrófono que sostiene Osorio Chong: ‘Licenciado, cuando lo veo en las noticias, ¡usted es lo máximo para mí!’.
La exclamación generalizada se manifiesta en rubor entre algunas damas y se extiende en el recinto. Más mujeres piden hablar, expresar lo que sienten. La conexión se plasma. Un sonriente Miguel Ángel Osorio Chong ya es dueño del escenario.
Al observar la activa participación de las mujeres en el evento, el ex gobernador de Hidalgo destaca el rol femenino en el ámbito familiar del mexicano: ‘Si hay la gran posibilidad de que la familia salga adelante, está la mano de la mujer. La mujer que trabaja, que se esmera todos los días, que lleva a sus hijos a la escuela, que les da de comer, que los prepara, que les da amor, cariño, y esas están en el PRI’.
La voz del candidato a senador por la vía plurinominal es clara y, en ocasiones, enfática. Subraya las frases cuando lo considera necesario. Su discurso tiene como objetivo inicial destacar los perfiles y trayectorias de los candidatos a senadores y aspirantes diputadas federales que lo acompañan.
Ahí están Yahleel Abdala Carmona y Alejandro Guevara Cobos. También se encuentran Griselda Carrillo Reyes y Elvia Holguera Altamirano. Todos ellos en el presidium, todos atentos a cada palabra del coordinador de las campañas de los candidatos priístas al Senado. Todos como alumnos mientras el maestro dicta clase de política proselitista.
El coordinador de las campañas de los senadores priístas explica lo que sucedió en el proceso interno de la designación tricolor: ‘Tuve la fortuna de estar participando en un proceso, por convicción, para ser el candidato a la presidencia de la república’.
Va directo, sin darle tantas vueltas: ‘Cuando mi partido decidió el candidato, yo me sumé. Me puse de pie y vengo a trabajar humildemente en favor de todo el priísmo de todo mi país’.
De paso, manda un mensaje para los que cambiaron de color partidista en meses y semanas recientes: ‘El buen priísta no es el de la conveniencia, el buen priísta no es el que solamente cuando me va bien, estoy, y cuando no me dan el respaldo y el apoyo, entonces me voy, traiciono y me salgo. Esos que se queden allá, aquí están los bien nacidos’.
Al concluir su discurso, Miguel Ángel Osorio Chong, vestido con pantalón de mezclilla deslavada y una camisa blanca, se toma fotos y más fotos con los integrantes de la estructura territorial del Revolucionario Institucional de Altamira. Aquello se convierte en una sesión fotográfica. Es un auténtico acto de campaña, un acto que se desborda en torno al hidalguense.
Cuando los reporteros que cubren el evento pretenden entrevistarlo y sueltan una o dos preguntas, las lideresas lo arrebatan, lo sujetan de la cintura, de los hombros, del cuello, de todos lados y, literal, se lo llevan. Lo hacen suyo.
Ante tantas muestras de simpatía militante, Osorio Chong se deja llevar, se deja querer. Sonríe, abraza, reparte besos y se toma más fotos, muchas fotos que después circularán por las redes sociales altamirenses.
Es defintivo: el PRI se equivocó. El candidato priísta a la presidencia de la república tuvo que ser Miguel Ángel Osorio Chong. Fue un gran error de Los Pinos (y, sobre todo, una equivocación del grupo tecnócrata) lanzar a la aventura a José Antonio Meade.
Por supuesto, eso no quiere decir que Osorio Chong hubiera ganado la elección del primero de julio, pero está bastante claro que hubiera dado más pelea en la competencia y, en una de esas, tal vez, hubiera puesto contra las cuerdas a Andrés Manuel López Obrador, quien, a estas alturas, parece inalcanzable.
El PRI se equivocó, era Osorio, no Meade.
‘El Cacho’ cantó ‘El mil amores’
Al abrir el evento tricolor en el Salón Verde, Aída Zulema Flores Peña presentó a su ex compañero de Congreso, Carlos González Toral, candidato del PRI a la alcaldía de Altamira, quien se encontraba, en primera fila, entre los asistentes.
Aída Zulema, secretaria general del comité estatal del priísmo, recordó que el ex diputado local cantaba en el Congreso del Estado la canción que es símbolo de identidad de los altamirenses, ‘El Mil Amores’.
Tras invitarlo a cantar la rola, ‘El Cacho’ Toral de inmediato se puso de pie y complació a la asistencia que lo aplaudía y lo coreaba: ‘De Altamira Tamaulipas, traigo esta alegre canción y al son del viejo violín y jarana canto yo, pa’ las mujeres bonitas que son de mi adoración’. La ovación se desató.
Por lo visto y escuchado, ‘El Cacho’ no sólo está puesto para competir por la presidencia municipal de Altamira, sino para entrar al próximo concurso de ‘La Voz México’.
Y para cerrar…
El ex secretario de Gobernación no dijo nada que no supiéramos cuando, en rueda de prensa, le preguntaron sobre el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, atentado registrado hace ya casi ocho años. ‘Es un asunto no resuelto’, dijo. En fin.