“Casóse con gata por amor a la plata, gastóse la plata, quedóse la gata”. Refrán español.
LO CLARO. El Consorcio de Universidades Mexicanas CUMex, agremia a un importante número de instituciones de educación superior del país, con la finalidad de integrar a los organismos que más productividad profesional emiten hacia el mundo laboral y de calidad competitiva global.
Y precisamente en temas de investigación académica, el rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas como anfitrión de la ‘Cátedra Nacional de Contabilidad de Contabilidad y Administración’ desarrollada en Tampico, enfatizó la importancia de la búsqueda de alternativas para el financiamiento a la investigación.
Como el caso particular del estado anfitrión, donde el desarrollo energético es llamado a ser no sólo puntal económico local, sino un gran contribuidor a la riqueza del país.
Esfuerzo colaborativo donde CUMex forma parte de esa sinergia entre las fuerzas productivas y la participación de la academia.
LO OSCURO. Un tema difícil de desmenuzar.
Los mexicanos –quizá en general los latinos- históricamente hemos pugnado por el cambio inmediato del que está en el poder.
Siempre con la añoranza de que éste sea de nivel monárquico. La historia lo demuestra con la tozuda idea de ser gobernados por un rey como Maximiliano de Habsburgo y que hoy es observable por nuestra clase media que sigue con gran interés la vida y obra de los monarcas como Letizia de España o la realeza inglesa.
Esa es otra historia.
Lo que sí nos ocupa, es la constante de tratar de ‘votar por un cambio’ que cuando éste llega, sin mayores preocupaciones resulta ser igual y hasta socio o pariente del que se fue.
Casos innumerables. Fox era el fenómeno de esa moderna transformación que encabezó Maquío y antes Nava de San Luis Potosí. Y a pocos días de iniciado su mandato, era ridiculizado por las masas.
El actual presidente guiaba un sentimiento nacional de cambio en contra de una política calderonista de ‘la guerra que no es guerra’ y está por terminar bajo el mismo estigma popular de ser más de lo mismo.
La comparativa la hacemos en relación al relevo gubernativo de la isla caribeña de Cuba. Tres cuartos de siglo gobernados por un socialismo aparente -de apellido Castro-, culminan con la llegada del nuevo símbolo del cambio para los isleños.
Un ‘joven’ de 58 años de nombre Miguel Díaz-Canel Bermúdez del que María Werlau (especialista en los temas de Cuba) refiere (sic) “No se hagan ilusiones; Díaz-Canel es simplemente un cambio cosmético. Es un apéndice de Raúl (Castro) y no tiene poder. La sucesión estaba planeada y la segunda generación de los Castro está bien alineada para tomar el control”.
Alejandro Castro Espín (hijo de Raúl), el mismo Raúl, Luis A. Rdz López-Callejas (yerno); Raúl Rdz. Castro, Mariela Castro (hija de Raúl) son algunos de los dirigentes de primer orden en el nuevo gabinete.
¿Quiere que hagamos el mismo ejercicio en los posibles gabinetes de AMLO, Anaya, Meade? ¿O así le dejamos?
COLOFÓN: Estaríamos mejor con Maximiliano y Carlota ‘la loca’…
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