Arriba las manos. El Bronco ha puesto a las manos de moda.
En la picota de manos porque al fin el juego de manos es de villanos. Pensamos que este hombre, Jaime Rodríguez Calderón, gobernador con licencia del Estado de Nuevo León, de rostro inquisitivo y de pedantería absoluta, se antoja un matador totalizador pues en su perfil, según escuché del propio Bronco en el Debate, lleva tres matrimonios en línea.
Y es que este hombre falsificador de firmas, y para algunos analistas, delincuente electoral empujado por el TRIFE y la Mafia del Poder como le llama Ya Sabes Quién.
Es el retorno al complejo de culpa Freudiano, de puñeta por puñeta diente por diente.
Castigar a los forajidos, pillos, ladrones, con el corte de las manos de manera que el propio Bronco, es posible que cumpla su audaz propuesta y aparezca en el próximo debate sin una mano, bueno con una, para no dejar de cobrar con la derecha.
Porque el tal Bronco, se autocastiga porque sacó boleta con miles de firmas balines para acomodarlo al lado de Ya Sabes Quién, con interés bucólico más que semiótico.
Y como en el foro, un teatro de farándula, se dedicaron a festejar al Peje en sus diatribas, dimes y diretes de barrio de Don Regino Burrón, que parecía comedia sin música, orquestada por el INE.
Margarita no alcanzó a deshojarse mucho y casi llora con esa cara de angustia al natural y el peso de su sombra Calderoniana. José Antonio Meade, con esa cara irrevocable de Fernandel, el cómico francés, su gesticular de enjabonada dicción y pobres argumentos para ser el candidato oficial. Un Anaya, de argumentos laminados por la carga de presunto lavado de dinero en negocios bodeguiles.
En otras condiciones, Anaya se hubiera llevado el Debate para su casa, solo que su afán pendenciero con Pepe Toño y López Obrador no pudo controlar su “sonrisa macarrónica”, como gustaba ironizar mi inolvidable Profe Blas Uvalle.
AMLO hizo lo que tenía que hacer, quedarse callado, golpear a los bajos y fintar ante la tunda de golpes que exigían una definición existencial de Tres de Tres como si fuera tarde de toros en la Plaza México y no en el Palacio de Minería.
El Bronco amenazó con crear una ley Arábiga para cortar las manos a los pendencieros. Pero si nos cortan la mano, entonces cómo nos vamos a rascar la coliflor, sacarnos los mocos, “calzonear”, y otros usos del puño, instrumento eficaz desde los Tiempos del Paraíso Perdido y el Pecado Capital.
Olvida El Bronco que el TRIFE le dio la mano para seguir con su verborrea estoica de presumida oposición y honestidad con un gobierno, el de Nuevo León, abandonado por su demagogia pueblerina. El Bronco predicara con el ejemplo, porque cientos de mexicanos son una bola de corruptos en todas las áreas y en todas las esferas sociales. Se creará el espectáculo de “Luz y Sonido de Mexicanos sin Manos”, encabezado por Los Salinas de Gortari, Los Calderón y el inefable Vicente Fox. Hasta podríamos agregar a los nuestros, en boga a nivel internacional.
Ah, qué Bronco, le dio broncofonía, leche bronca para la tosferina política que el propio Bronco padece. Este hombre Jaime Rodríguez Calderón.