CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Miles de madres hoy no festejan su día. No lo hacen por carencia económica o de salud, sino porque sus hijas e hijos están desaparecidos. Son mujeres que pasan estos días buscando en los campamentos abandonados del crimen organizado o soportando la ausencia y la incertidumbre. Ellas se preguntan: “¿Cómo llamarnos madres sin nuestros hijos?”.
Para ellas ha perdido el sentido una de las celebraciones más importantes en el calendario festivo mexicano. Ese sentimiento también es compartido por los padres y familiares que las apoyan en su lucha por hallar a los más de 34 mil desaparecidos en México y 6 mil en Tamaulipas.
Hoy esas miles de mamás gritan en la calle y en redes sociales, #10deMayoNadaqueFestejar. En Tamaulipas, por primera vez, también gritan #JusticiaparaMiriam. La mujer del hashtag es Miriam Rodríguez Martínez, madre tamaulipeca que fue asesinada hace un año por buscar justicia y paz para su familia. Ella es el símbolo de este día en territorio tamaulipeco.
Miriam era la líder del colectivo en San Fernando, un grupo con 600 casos de personas desaparecidas. El 10 de mayo de 2017, Miriam Rodríguez consiguió el pago para trasladar el cadáver de un joven que había sido asesinado al sur de México. Miriam avisó a la funeraria y después se fue a comer. Llegó a su casa de noche, estacionó la camioneta, bajó y al caminar un sicario le asestó 12 tiros. La mujer de 60 años murió antes de ingresar al hospital General.
En enero de 2014, secuestraron a la menor de edad, Karen Alejandra. Nueve meses después, Miriam localizó a las asesinas y los asesinos. Un día en el poblado El Arenal, la madre excavó hasta encontrar decenas de huesos enterrados en fosas clandestinas. Allí encontró uno que correspondió con su ADN, era su hija.
En Ciudad Victoria, los integrantes de las organizaciones marcharán a las 18:00 horas en la esquina de las calles 9 y Miguel Hidalgo, para exigir justicia. El dirigente del Colectivo de Familiares, Amigos de Desaparecidos en Tamaulipas, Guillermo Gutiérrez Riestra, aseguró que “(el asesinato de Miriam) sigue impune, si bien es cierto que están detenidos los autores materiales, pero lo que inició el asesinato está impune. Ni siquiera se tomaron medidas administrativas en contra de los servidores públicos que omitieron el llamado de la señora Miriam para su seguridad”.
Otro puñado de madres pasarán el día en las labores del panteón forense “Unidos por el Recuerdo” en Miguel Alemán. Carmen y Antonia permanecerán en el predio como lo han hecho desde hace tres semanas. Hace 8 años que Carmen no sabe de su hijo y Antonia de su esposo. Sin embargo no son sus únicos familiares desaparecidos. También hay cuatro sobrinos, una sobrina, una cuñada y familiares políticos. Daniela, otra mujer que se unió a la agrupación, busca a su hijo, un tío y un primo. Detrás de cada una y uno hay una madre.
Al sur del estado, otro grupo de mujeres y hombres se niegan a celebrar y, en cambio, rastrearán datos para localizar a sus hijas e hijos. Desde el lunes las activistas Graciela y Edith Pérez Rodríguez ‘peinan’ un predio en la zona cañera. Graciela, de 49 años, busca a su hija Milynali y Edith busca a sus hijos José Arturo y Alexis. Además, ambas buscan a su sobrino Aldo de Jesús y su hermano Ignacio.
Los integrantes de la familia Pérez fueron raptados por el crimen el 14 de agosto de 2012. La familia viajaba en una camioneta de Texas a Tamuín, San Luis Potosí. Al pasar por El Mante, municipio ubicado al suroeste de Tamaulipas, los desaparecieron. Desde ese día las madres, tías y hermanas no han dejado de buscar.
“Así pasaremos este día de las madres en nuestra semana de búsqueda, donde seguimos encontrando lo que nadie quiere buscar: a nuestros desaparecidos en tierras tamaulipecas; donde se ha querido ocultar que existen estos sitios de exterminio.. no los vamos abandonar ahí..porque ellos quieren ser encontrados!!”, publicó Graciela Pérez en redes sociales.
En la búsqueda que coordinan las hermanas Pérez también se encuentra el joven José Luis Rodríguez de la Cruz. Él hace un año que busca a su madre y su hermana, las dos de nombre Araceli. Ellas fueron secuestradas y desaparecidas por delincuentes. José Luis tampoco festejará y, al igual que cientos de mujeres y hombres, dedicará este jueves a mirar entre el monte, rascar la tierra y cernir la arena buscando el rastro de quien le dio la vida.