CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Seis años, se cumplen este día, de una de las tragedias más marcadas en la historia del Club de Fútbol Correcaminos. Justo un 12 de mayo pero del 2012, perdió la final de ascenso ante los Esmeraldas de León por marcador global de 6-2, después de un partido de vuelta para el olvido en donde cayeron, 5-0.
Cinco meses antes de la llamada tragedia en el Bajío, en el 2011, Correcaminos había levantado el título tras ganar a La Piedad en la final, la ilusión y el olor a primera división, invadieron la ciudad durante esos meses.
Después de muchos años de estar en la pelea por un regreso al máximo circuito, en aquel 2012, se veía cerca, hacía vibrar y sobre todo, hacía que los aficionados que abandonaron al ‘Corre’ antes de ese campeonato, regresaran.
Tras el campeonato, se vivió un torneo de muchos altibajos, de milagro clasificaron a la liguilla en la cual, en semifinales echaron a Mérida, después en semifinales se iban a topar en un primer round ante León, quien los eliminó por 1-0 en el global.
Ahora necesitaba esperar a ver quién sería el campeón del Clausura 2012 para enfrentarse por el ascenso; fue el León, quien goleó a Lobos BUAP 7-3 y así quedaba definida la gran final por el ascenso.
Perdonaron
La ida se jugó en el Marte R. Gómez; los boletos para el encuentro se terminaron en tan sólo horas cuando salieron a la venta y las reventas rebasaban hasta los mil pesos, un lleno espectacular, un ambiente inmejorable, com si fuera de primera división.
En ese juego, Correcaminos pecó de la poca contundencia, lograron una ventaja de 2-1, pero pudieron ser por lo menos, dos goles más de ventaja, pero el arquero de la Fiera en ese entonces, Edgar Melitón Hernández, fue la figura.
La vuelta un infierno
La ventaja de un gol era muy poco para muchos, aunque el corazón les ganaba y creían posible que consiguieran el ascenso en el Nou Camp, lugar donde León se sentía de los más cómodo y había cerrado todas sus series en la liguilla.
El amor por el equipo ganaba, pero siendo fríos, era una misión muy complicada la que tenían los que en ese entonces, eran dirigidos por Ignacio Rodríguez, quienes muy en el fondo sabían que la ventaja era de muy corta y se les iba a complicar las cosas.
Y fue así, el Nou Camp, fue una madriguera para Correcaminos, desde el primer minuto, la presión de los aficionados se notó y más aún la presión de ser una final por ascenso, después de muchos años en la división de plata.
Al medio tiempo, León se fue con ventaja de 3-0; Carlos Peña a los 17 minutos, Luis Nieves a los 21 y Eder Pacheco a los 44, hicieron los goles que tenía casi sentenciada la serie en León.
A más de 500 kilómetros de distancia, en Ciudad Victoria, se vivía un silencio enorme; tarde-noche lluviosa, que reflejaba las lágrimas de los aficionados que ya se hacían perdidos, y todo se confirmó en la segunda mitad, donde Darío Burbano con un doblete sentenció las cosas.
Toda la ilusión que se había construido a lo largo de la temporada con un título, se echó a la basura, los cientos de personas que regresaron a apoyar a Correcaminos después de mucho, se fueron de nuevo y muchos otros que seguían, decidieron tirar la toalla.
Hasta la fecha es el juego más recordado de Correcaminos en los últimos años, “Se vendieron”, muchos victorenses comentaron. Desde esa fecha no han vuelto a disputar una final por el ascenso, lo más cercano fue en el 2014 cuando perdieron contra Tecos en penales.
Esos fracasos son los que han marcado a Correcaminos y ha hecho que pierda seguidores, pues son ya más de 20 años en el circuito de plata siendo el equipo má viejo y que no ha hecho nada para poder estar en la primera división.
Hasta el momento, la esperanza en muchos no termina, esos tres mil aficionados que cada partido apoyan, sea quien sea el rival o la instancia, son los más fieles y a que pesar de los múltiples fracasos, han estado y seguramente estarán.
Ya son seis años de una de las escenas más trágicas de Correcaminos y sin duda, la herida tal vez sane, pero la cicatriz quedará y mientras, los de hueso naranja, esperan con ansias, el ascenso, que han esperado durante más de dos décadas.